No puedo creer que ya sea el cap 30! Mi barrera de “demasiado rápido para enamorarse” ha pasado así que... ¡Qué se enamoren! Muchas gracias a las que estáis aquí y deseadme suerte en mi viaje! Ah, que no os conté! Me fui de intercambio a Bielorrusia!!^^ Y de vacas una semana y he entrado en la uni! Muchas cosas, muchas cosas....Mucha suerte con todo, vuestro futuro, novios, familia, amigos... Os veo dentro de poquito!
Alguien picó a la puerta medio abierta y
dibujó en su rostro una sonrisa ladeada, rascándose la nuca intentando no
molestar.
– ¿Puedes volver al trabajo?
Ha venido mi hermana y...
– Sí claro, – le contestó mi
acompañante. – no hay problema.
Y le guiñó un ojo.
Me dio una palmada amigable
en el hombro y se marchó por donde el otro chico había reclamado su ayuda.
Luego se giró antes de
cerrar la puerta.
– ¿Qué te parece si te
conviertes en la típica borracha que habla con el barman en la barra?
Me reí i asentí mientras me
aguantaba la pesada puerta y pasaba por debajo de su brazo.
– Así que, Bélgica... –
susurró mientras hacia cosas con hielos y las chicas le miraban.
– Eres un ligón... – murmuré
negando con la cabeza. – Pues sí, ¿te acuerdas aquel concurso del que te hablé?
Lo gané. Y aquí me tienes...
– No será que te han dicho
que estaba aquí y has querido colarte...
– No te montes tus
películas...
Ostras, es verdad. Diario,
te presento a Lokah, como le gustaba que le llamaran. Aunque su nombre era
Christian.
– Y ¿no me vas a presentar a
ninguna amiga? – preguntó señalando con la cabeza a mis amigas.
– ¿No tienes bastante
conmigo, mal amigo?
– Hombre, pues no.
– Cucha... ¡Te pensarás que me hace gracia!
– Seamos sinceros... He
visto como te subían a la sala VIP, luego te bajaban, luego bailabas con tíos
que te comían con los ojos... Lo tengo difícil.
– ¡Calla, calla! – me reí,
intentando quitarle hierro al asunto.
– ¿Quién es tu novio? A ver,
explícame.
– ¡Nada de mi esta noche! ¡Y
no tengo novio! – le pegué cuando se acercó. – A que te quedas sin amigas... –
le amenacé.
Ortcher me miró, sentada con
Tom e hizo señas preguntando que pasaba, si necesitaba ayuda. Tom reía de algo.
A gusto.
Negué rápidamente una vez,
pero ella se levantó.
– Como hagas daño a la chica
con ése cuerpazo que viene por ahí, te mato.
– Joder, con que confianzas
hablas ¿no?
Me giré y le miré a los
ojos.
– Te aviso.
– Hola. – gritó Ortcher, apoyándose
en mi hombro.
– Señorita, por orden de mi
comandante, debo dejar de hablar con usted, pero permítame presentarme como el
amigo de tu amiga. – y le besó la mano.
– Espero que tu comandante
no quiera nada contigo, porque sinceramente, tiene demasiados pretendientes y
no me deja ninguno.
Me reí y me encaré.
– Eso me ha dolido, eh...
– Estoy intentando ser como
tú. Y mira– señaló a Lokah. – funciona.
Lokah miraba con ojos como
platos a Ortcher. Todavía con los labios sobre su mano.
– Y ahora, barman, sírvame un
agua.
– ¿Qué tal si le sirvo algo
light pero bueno?
– Mientras no me drogues...
Yo estaba alucinando
todavía. Ortcher hablando de ésa manera significa que se ha armado de valor
o... que ha bebido, lo que creo que son las dos cosas.
– Christian, te presento a
Ortcher.
– ¿eres la famosa Ortcher de
la que tanto he oído hablar? – preguntó riendo y mirándome. Luego fui a servir
a dos chicos. Me miró y me hizo signos para decirme que a las tres acababa su
turno.
Luego vino y besó a Ortcher en
la mejilla y dijo que llevaba todo el día en el club y que estaba haciendo
turnos de amigos pero que a las tres y media salía.
– Hasta las tres, tesoro. –
murmuré y le guiñé el ojo.
– Adiós, puerca. – dijo en
español.
– ¿Desde cuando has
aprendido eso? ¿En español?
– Me lo dijiste una vez... –
se hice la víctima.
Negué riéndome y nos fuimos
a la mesa donde estaban todos. TODOS.
– Tienes unos amigos muy
raros. – comentó Ortcher. – Pero me gustan.
– ¿No querías un rollo de
verano? Ahora ya lo tienes.
Rio y Chris, descalza, se la
llevó a la pista, donde unos chicos les hacían señas para bailar
– ¿Qué les pasa a mis
amigas? Eso no lo hacían...
– La gente crece. – murmuró
Tom.
– No... Una cosa es crecer y
otra cosa es pasar de tímida a bailar con chicos sin conocerse de nada. Esas chicas
de allí. – señalé a Ortcher y Chris. – son las tías más tímidas que te puedes
encontrar... Hasta donde yo se.