AVISO

Ésta historia también esta en formato .metroblog.com

http://causeweallfalldown.metroblog.com/

Podeis encontrarla también en fanfiction

http://www.fanfiction.net/s/8882033/1/Cause-we-all-fall-down

Datos personales

Mi foto
Bueno, que os voy a contar. Soy de España, y me encanta Leer y escribir. Tengo subidos historias por Internet. No soy autora de un gran libro, y de nunguna novela, pero algo ronda por ahí. Bueno, que más deciros. He tenido muchas experiencias, unas buenas y otras malas. He tenido mucha gente a mi lado y gracias a eso he sabido ver en personas lo mucho que pueden cuidar de mi y lo mucho que saben ver en mi. Atentamente, Natt.

lunes, 29 de abril de 2013

Capítulo 33

BUENOOOOOOOOO! Mira quien esta por aquíiiiiiiiiiiiii! es cortito, pero no quería que os enfadarais... Y bueno, como blogspot va cada vez peor, me pasaré totalmente a metroblog. Si alguien tiene algo que decir sobre esto, que me lo diga :)


Desperté de golpe, mirando las paredes  y ventanas desconocidas  que me protegían de la luz del sol. Una respiración en mi cuello me recordó que no estaba sola y un suspiro, sin que pudiese evitarlo, salió de mis labios. No pude retenerlo. Estaba feliz. Estaba semi desnuda, sí, pero estaba feliz. Había llegado a la conclusión, mientras Dougie me besaba el cuello la madrugada pasada, que iba a vivir el momento. Que no me pararía a pensar en el: ¿qué pasará luego sí...? Que sentiría todo lo que tenía que sentir, que no me quedaría con la duda, que le amaría, si eso es lo que hago, con todas mis fuerzas si eso es lo que debía hacer.

– Estas pensando demasiado fuerte otra vez. Oigo los engranajes de tu cerebro desde aquí. Te oigo hilar pensamientos.

– Buenos días a ti también. – me quejé mientras me daba la vuelta y nuestros pechos chocaban y nos hacían estremecer por el contraste de temperatura. – Ya veo que sabes cómo despertar a una mujer.

– Hija, es que... qué manera de pensar... Seguro que pensabas algo sobre mí.

– Sí, en cómo voy a quitarme, – le decía mientras intentaba deshacerme de sus brazos. – estos bracitos de encima.

– Estos bracitos tienen mucha fuerza... – murmuraba mientras me apretaba y me ponía debajo de él. –  Y creo recordar que lo sabes muy, muy bien.

Y en ése instante, bajo la apenas luz del cuarto, bajo su mirada, bajo su cuerpo, bajo sus labios, bajo su suspiro, bajo todo él... Me sonrojé.

– Eres tan tú... que nunca termino de conocerte.

Me besó dulcemente los labios y fue bajando la presión de mis muñecas y dejando caer su peso sobre mí, obligándome a sentirle en todo su esplendor, a cerciorarme de que sí, que él era real y que él y yo ahora estábamos juntos. De una manera extraña y liosa, pero lo estábamos.

– Voy a hacer esto cada vez que quiera. – decía mientras me besaba. – Voy a robarte cada vez que quiera, no voy a dirigirte la palabra cada vez que quiera. Te ignoraré y luego nos reconciliaremos cada vez que quiera, porque de ahora en adelante, tú eres mía. No me importa si son unas semanas, unos meses o unas horas. Ni de Deith, de ni Tom y de tu amigo ése que tan mal me cae.

Reí.

– No sabía que eras tan posesivo.

– No soy posesivo, – se explicó, dándose la vuelta y dejándome apoyar en su pecho. Era una escena tan típica. Tan de película amorosa, tan odiada por mí... pero que ahora me parecía un gesto cómodo, agradable, sincero, necesario, que obvié el pensamiento de mi mente que decía: Vístete ahora mismo y sal de su cuarto. No deberías haber dormido con él. – sólo que ahora que te tengo, me va a costar mucho dejarte ir.

Aquello me rompió un poco por dentro.

– Romper el momento ahora sería típico pero... No creo que una relación sea lo que más nos convenga. Es decir, yo no sé estar contigo y tú no puedes estar conmigo. Dejar las cosas al aire es un error que no me voy a plantear así que, prefiero dejar las cosa claras.

– Tú eres mía y yo soy tuyo. Tú no te acuestas con otro y yo no me acuesto con otra.

– Me parece bien. No nos verán juntos, pero...

– estamos... juntos... ¿no?

– Yo creo que los términos que hemos puesto lo dejan claro.

 – Nada de presentaciones formales.

– Nada de presentaciones formales. – repetí.

– Nada de comidas románticas. – dijo.

– Eso ya no me parece bien. – apoyé mis codos en su pecho. Se quejó y yo sonreí amablemente. – Quiero que me hagas pizzas y macarrones con postre incluído. Es uno de los términos. Mis términos.

– Quieres aprovecharte, ¿verdad? – me apartó y se enderezó en la cama, poniendo una almohada sobre su cuerpo.

– No, que va.

Me alborotó el pelo, sabiendo que odiaba eso, y me enredé en las sábadas, levantándome con ellas y buscando mi ropa.

– ¿Y lo haremos de nuevo en el almacén de la limpieza? – me preguntó mientras iba a la ducha, de nuevo.

– ¡Claro! – le grité de vuelta mientras cerraba la puerta del baño. – ¡Ves buscando otros sitios!

No tardó ni un minuto cuando volvía a estar en el cuarto de baño mientras yo empezaba a enjabonarme.

– ¿La ducha cuenta?

– No. – respondí riéndome mientras el eco me hacía llegar mi voz. Alegre. – Ése ya no cuenta. Tengui.

– Otra cosa... – supo que quería ducharme tranquila. – A Tom se lo diremos..

– Está claro. No quiero repetir errores.

– De acuerdo. Te veo luego, lagarta mía.

Y cerró la puerta.

– ¡Me voy a tomar eso como un apodo cariñoso! ¡Porque sé que te gustan los lagartos más que las personas porqué sino...! ¡Si no te dejo!