— Eres una cabrona. Me he pegado un susto de muerte.
— Me has dejado sola con Tom y Doug, ¿tú que creías que iba a hacer? — Le contesté a Ortcher con los ojos cerrados todavía.
— She’s okay. Well, She never has been okay, so…
— I can hear you, stupid. — le volví a contester. Entonces abrí los ojos.
Y… ¿qué me encontré? A muchos pares de ojos mirándome.
Y una frente medio pintada. Y, ¿qué hice? Reírme. Y no entendí porque empecé a hablar en inglés.
— No me lo puedo creer, todavía tienes lo de la frente. — Y me tapé los ojos con la mano, riéndome muy a gusto.
— ¡Quieres callarte!
Suspiré fuertemente y luego me levanté de dónde diablos estuviera.
— Me he desmayado, ¿verdad? — pregunté.
— Sí. — me contestó Tom.
— Creo que ya estáis acostumbrados a estas cosas, ¿no?
— Bueno, A que alguien se desmayé con oír la voz de Danny, nunca lo había visto.
— Es que, — intenté defenderme. — Es mi ídolo. Sin ofender, eh…
Pusieron esas caras de pensar que hacen ellos en coña y yo intenté aguantarme la risa.
— Si, en verdad… A ver, a lo que me refiero… A ver, si todos me gustáis, pero Jones provoca sensaciones extrañas en mí.
— ¡Tía! ¡¿Pero te estás oyendo?! — Me llamó la atención Ortcher.
— Todavía no estoy en mis cabales, así que, dentro de un ratito…— hice como que miraba mi súper reloj invisible de muñeca. — unos minutos quizás, me entrará la vergüenza… de momento… ¿Alguien me puede decir porque están todos los integrantes de McFly en el comedor a las tantas de la madrugada y porqué me he perdido vuestro despertar? — señalé a Doug y a Ortcher.
— No te lo has perdido, lo he grabado. — avisó Tom.
— Eso, — señalé a su móvil— lo quiero ver, a la de ya.
Entonces, me pasó el móvil. Y puse el video: Mientras Tom y Harry intentaban darme aire y yo soltaba mis babas como siempre me desmayaba…
— Qué vergüenza por dios, he llenado todo de mis babas…— interrumpí yo misma mis
cavilaciones.
… Danny cogía el móvil de Tom y grababa a ésos mientras los despertaba. Doug empezó a moverse y Ortcher a decir incoherencias en español. Ambos se abrazaron, como quien abraza una almohada, y cuando se dieron cuenta de que no estaban solos, abrieron los ojos a la vez.
— Eso ha tenido que ser muy cómico en directo, ¿verdad?
— Sí, ha sido épico.
— Legendario. — murmuré yo, mientras cerraba los ojos y asentía lentamente.
Entonces, empezaron a preguntarse cosas cada uno en su idiomas: que si porque tienes ese tatuaje, que porque me he acostado contigo, que qué hacías tú en mi cama, que si esto no es tu cama, imbécil, es un sofá…
— Menuda juerga te pegaste ayer, ¿no, Doug? — preguntaba Danny desde detrás de la cámara en el video.
— ¡Cabroneeeeeeeeeees! — gritó en el video mientras yo soltaba, en la “realidad” un *piiiiiiii* y todos reían.
Dejé de ver el vídeo y me giré a Tom.
— Tienes que enviármelo. Lo necesito. Puedo hacer muchos chantajes con esto….
— Y las fotos…— me recordó Tom.
— Eso, y las fotos. — asentí.
— Ah, — nos interrumpió Ortcher. — ¿qué encima vas y hacéis fotos?
— En serio me lo preguntas. — le dije con esa mirada mía de: ¿really, bitch, really?
La verdad es que a Ortcher esto le iba bien, porque poco a poco iba hablando más inglés.
— Bueno, — suspiré. — Creo que me iré a la cama. He de decir, por lo que sea que mañana suceda o se decida, que ha sido una experiencia digna de admirar. Y bueno, aunque no haya podido tocar con nadie ni hacer ninguna actividad… No puedo decir que ésta noche haya hecho que el viaje de mis sueños fuera mejor, pero lo ha arreglado. Así que, Ortcher, te dejo con estos hombres y yo me voy a dormir hasta mañana.
Ellos me miraron.
— No tiene por qué ser así, sabemos lo que en realidad pasó, aunque no podemos hablar de nada.
— Tú eres tonta y en casa no lo saben. — soltó Ortcher. Harry, quien había hablado se giró sorprendido. — ¿por qué c*** no te defiendes?
— Porque sé que, muy en el fondo, fondo, fondo…. Para que engañar, no me arrepiento de lo que hice, pero sé que estuvo mal porque nadie se merece esas malas palabras…. (Salvo ella.) — dije por lo bajini.
— ¿Podrías explicarnos que pasó, de verdad? — me preguntó Doug. Estaba serio. Muy serio.
— Pues… Yo… Es que no aguanto a ésas personas que van de súper guays… De esas que te van perdonando la vida cuando respiras su aire. Y encima, se cree que por ser ella puede hacer lo que le venga en gana…
— ¿Pero por qué le pegaste? ¿Por qué empezaste?
— ¡Sí ella no empezó! — se molestó Ortcher.
— Déjame explicarme a mí. — le reprendí con la mirada. — En mi vida he tenido que cuidar de gente minusválida, gente que no puede valerse por sí misma e incluso siendo voluntaria, los cuidaba y los quería como si fueran mis propios abuelos. Y ellos me querían a mí. Toda la gente decía que no, pero yo lo veía en sus ojos. El agradecimiento por unas buenas palabras, unos: Buenos días señor López, ¿qué tal se ha despertado hoy? ¿Le sigue doliendo la cadera, señora Martínez? Y cuando…— mi ojos se volvieron a llenar de lágrimas y Ortcher me cogió la mano. — Cuando uno de ellos se iba, para no volver era como una… un golpe en mi corazón. Aquí, — señalé mi pecho— no te deja respirar…
No entendí porque les estaba explicando esto, pero poco a poco se fueron sentando todos y Ortcher y yo permanecimos de pie.
— Un día, llego un joven. No tendría más de treinta años. La familia no podía cuidar de él, y lo llevaron al sitio donde estaba yo haciendo de voluntaria. Se llamaba Peter. Le gustaba el nombre de Peter. Me dijo que le llamara Peter. Tuvo un accidente. Le concedieron una minusvalía. Y, bueno… en el cerebro… Digamos que volvió a ser un niño.
Me limpié las lágrimas como pude. Y Absorbí aire…
— Yo siempre les he defendido. De pequeña, en nuestra clase había un niño con problemas, y yo siempre le defendía. ¡Me gané una semana sin recreo por él!
— ¡Y bien que nos lo pasamos!, ¿a qué si? — susurró Ortcher mientras me abrazaba y yo reía, haciendo caer las lágrimas.
Ellos estaban absortos a la historia y no me interrumpieron.
— En fin. Peter fue mi amigo. Yo le ayudaba, jugaba con él, me preocupaba por él. Pero siempre había la semana que se iba con la familia…
Volví a suspirar…
— Lo pasaba realmente mal, era como mi hermano. Aquel hermano mayor pero a la vez pequeño… Cuando volvió, me dijo que sus vecinos no querían jugar con él, que le tenían miedo. Yo le dije: No te preocupes, ellos no lo entienden. No quieren jugar porque piensan que son demasiado grandes. Yo sí que quiero jugar.
Miré al techo, recordando lo buenos momentos.
— Peter murió hará unos meses… Después de cogerle unos matones por la calle, le dejaron inconsciente y…
No pude terminar. Ortcher me ayudó.
— Fue él solo a la clínica. Y empezó a gritar su nombre. Llamaron a su casa y sus padres no le dejaron ir. Ella se escapó, le atropelló un coche y se desmayó. Cuando amaneció en el hospital, le dijeron que Peter estaba muy mal. Ella se soltó de todo lo que tenía, y fue a su habitación. Entró y… Poco después murió en sus brazos.
Y yo empecé a llorar como una loca, no podía respirar. No podía parar. No había llorado en su entierro.
— Mu… murió en mis brazos. Y… Y seguro que los vándalos esos… esos cabrones… Seguro que… seguro que están en la calle.
Y de golpe, muchos brazos me estuvieron sosteniendo y acunándome.
Incluso vi a alguien con lágrimas en los ojos.
— No… No sabíamos nada de eso.
— ¡Como lo ibais a saber! — me quejé yo, intentando reír.
Entonces me separé.
— Y es por eso que no soporto a la gente que los rechaza. A la gente que se ríe de ellos por ser como son, a la gente que les pega. Y esa… niñata, me ofendió. Ofendió a Sam y yo salté. Como siempre salto.
— ¿Sam? — preguntaron ellos.
— Sí… No sé… No quería decirme su nombre, así que, me inventé un juego. El mismo juego que con Peter. Le dije que me llamara como él quisiera y yo le llamé Sam.
— Es increíble. ¿Te pasó algo grabe en el accidente? — preguntó Danny.
— No, solo algunos puntos y algunas cicatrices.
Les enseñé mi costado y mi rodilla.
— Apenas se notan. Pero están ahí, y cuando las veo… Sé que algún día lo superaré y podré recordar buenos momentos. Pero, creedme, fue como un hermano para mí.
— Tenemos que hacer algo. Sé que no podemos dejar las cosas como están, porque os pegasteis, pero esto no se puede quedar así.
— Por mi podéis echar a sea furcia, eh…— Murmuró Ortcher como quien no quiere la cosa…
AVISO
Ésta historia también esta en formato .metroblog.com
http://causeweallfalldown.metroblog.com/
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Podeis encontrarla también en fanfiction
http://www.fanfiction.net/s/8882033/1/Cause-we-all-fall-down
Datos personales

- MsNathie
- Bueno, que os voy a contar. Soy de España, y me encanta Leer y escribir. Tengo subidos historias por Internet. No soy autora de un gran libro, y de nunguna novela, pero algo ronda por ahí. Bueno, que más deciros. He tenido muchas experiencias, unas buenas y otras malas. He tenido mucha gente a mi lado y gracias a eso he sabido ver en personas lo mucho que pueden cuidar de mi y lo mucho que saben ver en mi. Atentamente, Natt.
viernes, 19 de agosto de 2011
martes, 16 de agosto de 2011
Capítulo 7
Estaba hablando en inglés y Ortcher no me seguía mucho.
— ¿No tendría que estar fuera, yo? — le pregunté a Tom, mientras me hacía un sándwich… Bueno... me hacía un sándwich de esos que tiene cuatro plantas, de Nocilla. Bueno, no era Nocilla, era Nutella… Pero era lo único que había podido encontrar de mi gusto.
— Bueno, no podemos decirte nada hasta que sea oficial pero…
— Ésa chica es odiosa. — le interrumpió Dougie a Tom. — Y mira, que he… hemos aguantado fans de todo tipo, pero es que ésta se lleva la palma, eh…
Yo me reí ante sus caras de desagrado y Ortcher me miró como diciendo: “Hay algunas palabras que no he pillado. Explícame la gracia”.
—Están diciendo que la tía esa es una groupie, una fan de “caca”… Para entendernos.
Ella empezó a reírse. Me encantaba su risa. Era tan… femenina y tan… infantil. Era genial., Si ella, reía, aunque estuviera llorando, yo iba detrás.
Nos quedamos en silencio, y yo pegué un mordisco a mi enorme sándwich.
Empezaron a reírse por lo bajini y yo pregunté porque.
Ellos señalaron mi comisura… y mi barbilla.
— Ah… ya… — y me limpié lo que me había resbalado.
Y como no tenía servilleta, le llené el moflete a Ortcher.
— Mira que eres guarra, tía.
Yo me reí escandalosamente. Sí, mi risa es escandalosa.
¿Por qué creéis que me llaman la Jones en femenina?
Ellos se quedaron flipando cuando me escucharon reír, y luego se empezaron a reír. Bueno, como diría mi amiga, la exagerada, a descojonarse.
— Eh, ¡ya basta de reirse a mi costa!
Me levanté a lavarme la cara y a dejar la servilleta manchada y cuando volví, vi a Ortcher medio dormida al lado de Tom, con un cojín verde de almohada. Su almohada se la había robado Doug. ¡Qué coincidencia!
— Bueno, aquí algunos se están durmiendo, así que… yo creo que deberíamos volver a la cama.
— Sí, creo que es buena idea. Pasar la noche con fans no es lo mío. — murmuró Tom mientras educadamente se estiraba.
No lo miré mal por respeto, pero es que hacía mucha gracia su comentario con su pose.
Doug estaba durmiendo y Ortcher estaba ya en el séptimo sueño. O cielo. Como quieras decirlo.
—MMM…. Tengo ganas de gastar alguna broma.
— ¿Sabes que no es normal que unas fanas estén tan tranquilas cuando han estado toda la noche con nosotros? — bisbiseó Tom a mi lado mientras mirábamos a esos dos dormir.
— Bueno, he de decir que yo no soy una fan normal. Y Ortcher… sí, ella sí que lo es. Aunque no la reconozco.
Miré a Tom.
— ¿Sabes qué? — él puso la cara de: sigue hablando. — Voy a gastarle una broma a Ortcher… y tú, podrías hacer lo mismo con este hombre. — señalé a Doug, por supuesto.
Cogí un boligrafo que había por ahí y le pinté en la cara, bueno en la frente: Me he acostado…. (Y puntos suspensivos.) Y Tom lo entendió al vuelo. Le escribió a Doug en la frente con letra que parecía un tatuaje: … Con Ortcher.
Empezamos a reírnos, y los ajuntamos como si hubieran dormido juntos. Un brazo por ahí, otro por allá….
— Esto la volverá loca… te lo digo en serio.
— Es que ya me lo imagino…— rió Tom.
— Tom, — le dije, apoyando mi mano en su hombre. — No te reconozco.
— Tú solo conoces la faceta que muestro de maduro en Super City. Luego esta mi verdadero yo.
— ¿El inmaduro? — pregunté.
— No, hombre, — se hizo el ofendido. — El “forever Young”
Eso me hizo reír y Tom saco su móvil y empezó a hacer fotos.
En una de ellas, salía yo entre ellos dos, detrás del sofá con los dos dedos en alto como diciendo: ¡Ey, mira esto! Bueno, tipo el signo de la paz, no sé si me entendéis…
Tom hizo lo mismo, y yo por fin toqué un IPhone 4.
— Bueno… ¿Los dejamos aquí, o los llevamos cada uno a su cuarto? — pregunté. — Es que si alguien madruga y los ve aquí… UNO: si es una fan, la que puede liar es poca…
— Me estoy quedando flipando con lo bien que hablas el inglés no-formal. — estaba sorprendido de verdad.
— Bueno, lo he aprendido de la calle y de SuperCity. Me imaginé que cada *piiiii* que salía en los videos era un “f…
— Vale, lo capto. — me interrumpió. Yo reí y negué con la cabeza.
— Forever Young, dice…
— Bueno, entonces, ¿qué?
— Yo creo que… Podemos ponerles el despertador muy temprano, y cuando se despierten…
— Yo quiero ver eso. — afirmé muy seria. — Y grabarlo.
Y entonces, como si no os lo pudierais creer, apareció un Harry en calzoncillos. Y yo casi me desmayo. Tener a Tom y a Doug en la cocina escondidos era una cosa, pero ver a otro chico de McFly y en calzoncillos… Y en directo, no era normal.
Así que me escondí.
— Dile que se vaya, que sino, no soy dueña de mis actos… tengo mi faceta Fan aunque no lo parezca.
— ¡Pero qué les habéis hecho! — ya había llegado a Tom.
— ¡HA sido idea suya! —se quejó Tom.
— ¡Pero como te atreves! — me levanté enfadada— si estabas encantado con verlo.
Y me volví a agachar.
— Harry, creo que es demasiado para ella le murmuró Tom.
— Pues veo que contigo y con Doug estaba la mar de bien.
— Hombre, — se quejó Tom y yo., —Tu estas en paños menores… o casi… o no sé, ¡no quiero pensarlo!
— ¡Bueno, Bueno! Pues entonces no os digo que Danny está escondido detrás. — Y que ha sido él quien me ha despertado al notar que faltabais… y que os ha escuchado desde el principio de la broma…. ¡Y también tu risa escandalosa, Jones española! (Spanish Jones)— ¡¿QUÉ?! — Me levanté, y entonces sí que perdí el conocimiento.
sábado, 6 de agosto de 2011
Capítulo 6
Capitulo super corto y rápido.
Sonará como la típica historia de fans que una va a la cafetería del hotel por la noche y se encuentra a Dougie. Pues no.
No podía dormir, me iban a echar de mi gran oportunidad de transmitir mi sueño, mi pasión, mi esencia, que es la música. Y no, no soy como otra historia de que gracias a McFly se hace famosa.
No.
Yo quiero que mi música llegue lejos por los sentimientos que hay en ella.
En fin, que me desperté, fui con mi linterna, el móvil y el Ipod a beber lo que fuera que se podía beber en la pequeña cafetería que nos tenían como “self-service”. Así que, cuando encontré el interruptor, lo que vi me dejó muerta.
— ¿Ortcher? ¿Qué demonios haces despierta? ¿Y tirada en el suelo?
Sí… era todo un cuadro. Ortcher estaba tumbada con los pies apoyados en un sofá rojo que parecía viejo, pero era nuevo con su almohada en la cabeza y con las gafas de sol puestas.
— Es que estaba llorando y para que no me vieran…
— Ester, — es que este momento se merecía decir su nombre. — estabas a oscuras, y no hay nadie más aquí.
Me lancé hacia ella, dejando las cosas por ahí mientras iba corriendo. Intenté quitarle las gafas, pero ella se empeñó en bajarme el pantalón del pijama.
— ¡Serás guarra! Y me querrá desnudar y todo…
— ¡No chilles! — me instó. — ¡qué la gente duerme aquí, no como tú!
Me rendí cuando me cogió con las piernas y las manos y bufé. Entonces me soltó. Supo que había ganado.
— Maldita pervertida. — murmuré.
Me acerqué a la nevera y cuando di la vuelta al mármol, ese tipo de mármol que tiene una pata y que es alargado, estilo barra de bar para poder comer en la propia mesa. Éste en vez de pata, tenía cajones. Bueno, que cuando dila vuelta me encontré a un Tom escondido y a un Dougie con él.
Lo primero que hice fue rascarme la cabeza. Luego salí corriendo y me escondí detrás de ellos. Es decir, justo detrás de ellos si tenemos en cuanta la barra de bar-mármol de cocina. Y entonces luego volví a salir y pregunté en inglés.
— ¿hay cámaras?
Supongo que uno de los dos negó con la cabeza porque se escuchó un: No te ve imbécil, di que no.
— No.
Entonces, saqué mi cabeza y al girar la “esquina” de la barra, me encontré un primer plano de Tom.
— What the…
— …fuck are you doing here? — dije yo.
Luego me di cuenta que era un poco “rudo” decir tacos así que me tapé la boca y reí sofocadamente.
Luego me dio igual y me empecé a reír… muchísimo. Pero Ortcher vino, con sus gafas puestas, y me tapó la boca. Hizo un: shhhh. Y una señal de esas de: la gente está durmiendo que se hacen con las dos manos unidas por las palmas e inclinas la cabeza sobre ellas.
— ¿Por qué esto parece muy extraño pero viniendo de ti no?
— Te lo resumo— dijo ella. — Vine aquí. ME encontré a Tom y a Dougie cogiendo algo. Después de llorar de los nervios por verles — y señaló las gafas. — me contaron que querían gastar una broma a alguien. Que se aburrían. Que esta noche sí que estarían aquí, pero que las demás no. Ellos no participarán tanto en el proyecto y tal, y tal, y tal…
— Total, — le dije yo.
— que entraste tú con la linterna, y se escondieron de prisa y corriendo.
— Ah…— hice un gesto raro con la cabeza mientras susurraba ese “Ah…”— ¿Y no te resulta esto un poco raro?
— Sí, —me contestó Ortcher. — Nunca me había encontrado esto a estas horas. — los señaló con la barbilla.
Y entonces hablé en inglés.
— Bueno, si me disculpáis, voy a coger algo de beber, quizás una galleta y… me iré a dormir.
Después de hacer todo lo que dije con sus miradas en mi espalda, me paré antes de salir.
— ¿Han gastado ya la broma?
— No. — contestó Ortcher.
Entonces mi mirada lo dijo todo.
— Let’s do it. — y una sonrisa de esas de “licor del Polo”.
Sonará como la típica historia de fans que una va a la cafetería del hotel por la noche y se encuentra a Dougie. Pues no.
No podía dormir, me iban a echar de mi gran oportunidad de transmitir mi sueño, mi pasión, mi esencia, que es la música. Y no, no soy como otra historia de que gracias a McFly se hace famosa.
No.
Yo quiero que mi música llegue lejos por los sentimientos que hay en ella.
En fin, que me desperté, fui con mi linterna, el móvil y el Ipod a beber lo que fuera que se podía beber en la pequeña cafetería que nos tenían como “self-service”. Así que, cuando encontré el interruptor, lo que vi me dejó muerta.
— ¿Ortcher? ¿Qué demonios haces despierta? ¿Y tirada en el suelo?
Sí… era todo un cuadro. Ortcher estaba tumbada con los pies apoyados en un sofá rojo que parecía viejo, pero era nuevo con su almohada en la cabeza y con las gafas de sol puestas.
— Es que estaba llorando y para que no me vieran…
— Ester, — es que este momento se merecía decir su nombre. — estabas a oscuras, y no hay nadie más aquí.
Me lancé hacia ella, dejando las cosas por ahí mientras iba corriendo. Intenté quitarle las gafas, pero ella se empeñó en bajarme el pantalón del pijama.
— ¡Serás guarra! Y me querrá desnudar y todo…
— ¡No chilles! — me instó. — ¡qué la gente duerme aquí, no como tú!
Me rendí cuando me cogió con las piernas y las manos y bufé. Entonces me soltó. Supo que había ganado.
— Maldita pervertida. — murmuré.
Me acerqué a la nevera y cuando di la vuelta al mármol, ese tipo de mármol que tiene una pata y que es alargado, estilo barra de bar para poder comer en la propia mesa. Éste en vez de pata, tenía cajones. Bueno, que cuando dila vuelta me encontré a un Tom escondido y a un Dougie con él.
Lo primero que hice fue rascarme la cabeza. Luego salí corriendo y me escondí detrás de ellos. Es decir, justo detrás de ellos si tenemos en cuanta la barra de bar-mármol de cocina. Y entonces luego volví a salir y pregunté en inglés.
— ¿hay cámaras?
Supongo que uno de los dos negó con la cabeza porque se escuchó un: No te ve imbécil, di que no.
— No.
Entonces, saqué mi cabeza y al girar la “esquina” de la barra, me encontré un primer plano de Tom.
— What the…
— …fuck are you doing here? — dije yo.
Luego me di cuenta que era un poco “rudo” decir tacos así que me tapé la boca y reí sofocadamente.
Luego me dio igual y me empecé a reír… muchísimo. Pero Ortcher vino, con sus gafas puestas, y me tapó la boca. Hizo un: shhhh. Y una señal de esas de: la gente está durmiendo que se hacen con las dos manos unidas por las palmas e inclinas la cabeza sobre ellas.
— ¿Por qué esto parece muy extraño pero viniendo de ti no?
— Te lo resumo— dijo ella. — Vine aquí. ME encontré a Tom y a Dougie cogiendo algo. Después de llorar de los nervios por verles — y señaló las gafas. — me contaron que querían gastar una broma a alguien. Que se aburrían. Que esta noche sí que estarían aquí, pero que las demás no. Ellos no participarán tanto en el proyecto y tal, y tal, y tal…
— Total, — le dije yo.
— que entraste tú con la linterna, y se escondieron de prisa y corriendo.
— Ah…— hice un gesto raro con la cabeza mientras susurraba ese “Ah…”— ¿Y no te resulta esto un poco raro?
— Sí, —me contestó Ortcher. — Nunca me había encontrado esto a estas horas. — los señaló con la barbilla.
Y entonces hablé en inglés.
— Bueno, si me disculpáis, voy a coger algo de beber, quizás una galleta y… me iré a dormir.
Después de hacer todo lo que dije con sus miradas en mi espalda, me paré antes de salir.
— ¿Han gastado ya la broma?
— No. — contestó Ortcher.
Entonces mi mirada lo dijo todo.
— Let’s do it. — y una sonrisa de esas de “licor del Polo”.
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