Los días iban pasando y desde la noticia, había pasado una semana. Las actividades eran geniales y ahora mismo, estábamos en una. Esta no tenía un fin de aprendizaje.
Era simplemente por diversión y para unir al grupo.
En mi grupo, me había tocado con Thomson, el amigo de Johnson y Ortcher. Yo estaba con mi guitarra y un compañero mío también.
Nos había pedido que nos se lenvataramos y que nos vedáramos los ojos.
— ¿Y esto que tiene de diversión? — el inglés era una regla básica, ya que veníamos de muchos sitios.
— Pues tu cara de “¿qué me va a pasar?” — dijo un chico. Era amigo mío. Me caía bien.
Siempre los llamaba por su apellido. La cámara, que grababa todo para luego hacer el documental casi siempre me enfocaba a mí, que era quien más hacia la gracia.
— ¡Ja! — me reí irónicamente.
— Bueno, lo que tenéis que hacer es confiar en vuestro compañero. Empezará a sonar una melodía y ambos, sin hablar tenéis que tocar el mismo acorde. O tocar de una manera en que suene bien.
La actividad me estaba gustando mucho porque siempre nos equivocábamos de acorde.
— Bueno, vamos a hacerlo de otra manera. Ahora no podréis hablar ni hacer mímica. Sólo con los ojos.
Nos vendarnos la boca para no poder hablar.
Conectamos al segundo. Esta vez yo había salido con Thomson. Cogió su guitarra, que me encantaba y empezó a guiñar los ojos.
Uno, dos, tres, cuatro. Pausa. Uno, dos, tres, cuatro. Pausa.
Nos miramos y tocamos diferentes acordes. Pero de manera… de alguna manera quedó también que dejamos de tocar. Y luego nos empezamos a reír.
Tras esta actividad, nos reunimos en la sala común y fue cuando salió la idea.
— Oye, ¿y por qué no hacemos una cover de McFly? Ya que la mayoría estáis aquí por ellos….
— ¡Tienes razón! — aseguré yo. — ¡Vamos ahora al estudio grande!
Y como unos críos nos fuimos corriendo al estudio grande, donde había todo lo que pudieras imaginar, sin saber que exactamente, cuatro tíos que conocemos perfectamente lo habían escuchado y también iban allí.
Pero nosotros no lo sabíamos.
— Lo siento mucho, — interrumpí yo la conversación sobre qué canción tocar. — Por mucho que este aquí por SuperCity, no pienso hacer una cover del nuevo disco… Salvo si son dos canciones que tampoco las haría. Yo me decanto por Radio:Active.
— ¡¿qué?! — Dijo una. A ésta le pega eso de ser putilla, sin ánimo de ofender. — ¡Qué va! — y bufó— Yo quiero una del nuevo disco.
— ¡No, no! — dijo Ortcher con morros, yo me reí a carcajadas, pero luego me miró y me callé e hizo una mueca como cerrando con candado mis labios. Vamos, cremallera. — ¡Una de las viejas, de las buenas!
— Eh, eh… — me quejé yo. — ¿Nos vamos ahora a pelear por qué canción vamos a tocar? — los miré a todos— ¿en serio? ¿El mejor disco el nuevo? ¿Tú te estas escuchando?
Empezaron a discutir y a Ortcher se le ocurrió una gran idea.
— ¡Vale ya! — dijo tirando un vaso al suelo. Había sido un accidente.
— ¿Tienes complejo de Danny Jones? — me reí yo. Todos se rieron a carcajadas menos ella.
— ¿Te das cuenta de que te estas riendo de ti misma, cacho de imbécil?
— Yo también te aprecio, pequeña Fletcher.
Ellos nos miraron como diciendo “No entiendo anda”
— Es que, ésta mujer, aquí donde la veis, tiene un corazón que no le cabe en el pecho… que digo en el pecho “¡En toda la tierra!”
— Y ésta, es como Jones pero en chica… y en española, que es peor aún.
— No es necesario que matices los detalles y explica tu estupenda idea. — me quejé sentándome en una silla. Tuve que sentarme encima de un mando y mágicamente empezó a sonar la radio.
Todos se asustaron y empezaron a mirar a ambos lados hasta que repararon en mí y en el mando.
— Juro que yo no he sido. Bueno he sido yo, pero lo he hecho sin querer.
Pusieron los ojos en blanco y yo me senté con los brazos cruzados y con morros.
— Podemos poner en ésa pizarra blanca la canción que queramos. Y si esta repetida, ponemos un palito. ¿Qué os parece?
— Me parece bien. — dije yo.
Y todos dijeron lo mismo.
Así que, ahí estábamos, escribiendo las canciones. Cuando llegó mi turno, escribí Lies.
— ¿qué? — me volví a quejar. — Tiene algo más de protagonismo el bajo y la batería en esta. ¡Hay veces que ni se les escucha!
— ¿A la batería no se le escucha? — me preguntó una chica riéndose. No lo hacía con mala intención. Si no… como una amiga. — Yo creo que sí.
— Bueno, yo sé a qué me refiero.
Y a que no sabéis que canción ganó…. ¡LIES!
— Vale… Yo creo que no podré tocar. — y levanté la mano.
— Puedes intentarlo si quieres…— me instó Thomson.
— No aseguro nada. — cogí la guitarra y una púa que alguien me prestó.
Intenté hacer algún que otro acorde, pero era imposible. Tiré la púa contra el cristal y rebotó contra Thomson.
Éste se agacho y se le metió en el canalillo a Ortcher.
— ¡Qué puntería tía! — dijo la chica que se estaba riendo antes. — ¡Choca las cinco!
Todos chocamos menos Ortcher.
— Muy gracioso…— se giró y luego me devolvió la púa.
— Te la puedes quedar, — le dije pasándome la lengua por los labios. — sé que lo estás deseando.
Reímos, y nos pusimos a ello. Empezamos a ver como podríamos tocar tres guitarras, dos bajos un piano y cuatro voces.
— Esto es imposible, somos demasiados. — estaba sentada en las rodillas de Thomson con la mano aguantándome la cara.
— ¿Y si hacemos dos canciones? — dijo un chico.
— Bueno… Pero Lies es nuestra. — dije segura yo.
— Tocamos…
— ¡Bubble Wrap! — interrumpí yo. — ¡No, no! ¡We are the Young! ¡No, espera! ¡Alguna que no hayan hecho en directo!
— Pero entonces no mola…— dijo Ortcher. — Tenemos que imitarles. Hacer la gracia…
— Joder. — me quejé yo.
Al final, tocaron One for the radio. Nos pusimos como locos y al final de la canción bailamos todos La Macarena al ritmo de McFly.
Más tarde, nos tocó a nosotros.
Teníamos piano, guitarra, dos guitarras, coros… Porque sí. Todos quisieron cantarla con nosotros.
Yo canté la parte de Danny, pero no toqué la guitarra, así que empecé a bailar de manera rara e ir de allí para aquí.
Cuando terminamos, todos vinieron a abrazarnos y empezamos a cantar “We Are The Young” porque empezó a sonar por algún lado de la habitación.
Y entonces…
Ellos entraron. Entraron cantando. Era increíble escuchar la voz del disco y luego la voz de la canción.
Empezamos a aplaudir y a unirnos con ellos.
Bailamos como unos locos y empezamos a reírnos.
A grito pelao’ le dije a Tom:
— ¡¿qué hacéis aquí?! — y señalé el cuarto.
— ¡Llevamos todo el rato viéndoos! ¡Nos ha encantado que nos hayáis hecho ese homenaje! ¡Sobre todo tú, La jones Española!
Yo me reí.
E hice lo que llevaba mucho tiempo pidiendo.
— ¡¿Nos hacemos una foto juntos?! — grité.
Asintieron y cogí a Harry por el brazo.
— ¡HARRY! — él se agachó para escucharme— ¡Tengo muchas de hacerme una foto contigo! ¡Pero montada a caballito! ¡Es mi gran sueño!
— ¡Sube! — dijo después de reírse.
Doug nos miró con cara de: “¿Esta chica no está bien?”
Y entonces el flash salió de la cámara que se había puesto con el automático.
Y esa foto todavía la tengo en mi cuarto.
Cuando la mayoría se fueron, Ortcher, yo, Thomson y mi bajista negro preferido nos quedamos con McFly tirados por el suelo.
— Ha sido increíble…— susurré mientras me acercaba a Thomson. — Mierda… ¿Sabes que si tuviéramos una cámara desde arriba, parece que mi frase estuviera dicha como en una película de esas que acabas de hacerlo?
— ¿Sabes que nadie aquí te ha entendido, verdad?
— Sí, — le contesté a Tom riéndome. — Eso esperaba.
Me levanté y se me fue un poco la cabeza.
— Uf, ¡qué mareo! — me reí.
— Bueno, yo me voy a dormir. Mañana tengo una prueba para el concurso.
Thomson se levantó y me tendió la mano.
— ¿Y tú, Ortcher? — dije, mirando a Thomson y estirándome.
— Yo no compito.
Me giré en cámara lenta, con los ojos entrecerrados.
— ¡Claro que compites! ¿Para qué has venido si no? — hice gestos raros como diciendo:”A ver…”
— Pues eso. Cuando te echaron del concurso, como sabía que no podrías ganar, ni formar un grupo ni nada, no molaba eso de estar compitiendo. Me gustaba eso de la rivalidad entre tú y yo y, además, yo sigo queriendo estar en “Something to Figth” y si no conseguías ganar, nunca hubiera banda, ni grupo ni ninguno de tus sueños, así que abandoné.
— Aban… Ab… Abando…— Cerré los ojos y negué con la cabeza, cayendo de espaldas en el sofá. — Espérate porque esa palabra no la aprendí en la primaria. ¡¿ABANDONASTE?! Pero… pero… ¡pero tu estas tonta! ¿Tú te estás oyendo? Vas a dejar pasar esta… ¡Es que no lo entiendo!, explícamelo, porque de veras, que no lo entiendo…
— ¡Te estoy diciendo que lo he hecho por ti! ¡Si tú no estuvieras en este concurso yo no hubiese venido! ¡Yo no soy tan fan como tú! ¡Yo no sueño estas cosas como tú! ¡Yo no valgo para esto tanto como tú! Todo lo que he hecho, venir aquí, hablar en inglés, cantar o tocar una simple cuerda de guitarra, lo he hecho por ti. Porque sabía que nunca darías el paso estando en España. Sabía que Something to figth no llegaría a ninguna parte si tú no te motivabas. ¡Por dios, te conozco como si fueras mi hija, bueno mi hermana! ¡Esto es lo tuyo, por mucho que tú quieras hacer otra cosa!
Lo siguiente que recuerdo es un dolor en mi mano y la cara de asombro de Ester.
Una lágrima cayó de su ojo y empezó a murmurar cosas extrañas.
— Oh, no… ¿qué he hecho? Empecé a ahogarme con mi propia saliva. — Ester, en serio, lo siento mucho… no sé qué me ha pasado…
— ¡Pues yo sí! ¡Te ha dolido que te digan la verdad! ¡Que no vales una mierda como persona, que lo único que vale es la música, porque si fuera por ti, nadie escucharía tus putas covers! ¡Ah, no perdona, que soy yo cada día metiéndome en vuestra cuenta de Youtube para que veas como las veces que ha sido vista la cover van subiendo! — Ester me miró, y luego me devolvió la ostia.
Me agarré la mejilla y sentí un escozor en ella. Mis lágrimas.
Ella y Thomson se fueron, mientras él me miraba y besaba su frente. Se fue mirándome a los ojos.
Levanté un brazo hacia ellos, pero me derrumbé ahí. Entonces unos brazos negros me recogieron del suelo.
— No sé qué decir…
Y en todo esto, los cuatro miembros de McFly seguían ahí, atónitos a la escena.
— No es necesario que digas nada…— le dije a Kurts.
No sabía dónde meterme.
— Me muero de la vergüenza. De la vergüenza, de la tristeza, del dolor… Todas sus palabras fueron verdad. Todo lo que ha dicho es verdad. Ella es la que me ha estado animando, la que me ha levantado cuando me he caído. Cuando perdí toda noción del mundo ella me mantenía los pies en la tierra. Y ahora, ha venido hasta aquí, ha dejado todo por mí… Y yo se lo devuelvo así… No me merezco todo esto… suéltame…
Kurts no lo hizo.
— ¡Qué me sueltes! ¡¿No lo has escuchado todo?! ¡¿LO QUE HE DICHO?! No valgo nada. Ni siquiera los cuatro mierdas acordes que sé tocar o la mierda voz que tengo. Tuve una mierda de juventud y tendré una mierda de vida porque nunca conseguiré nada en esta puta vida…
Le miré a los ojos a Kurts. Estaban abiertos de par en par.
Se separó de mí. Me tenía miedo. Yo miré sus manos. Las levantó con las palmas abiertas.
— ¡No puedo tener a nadie a mi lado! ¡Todo lo destrozo! Dime… dímelo…—empecé a acercarme a él. — ¡Dime que valgo de algo! ¡¡¡Dímelo!!! — le grité cogiéndole de la camisa, del cuello.
Entonces, unos fuertes brazos me cogieron y yo me derrumbé. Ahí fue cuando lloré de
verdad.
AVISO
Ésta historia también esta en formato .metroblog.com
http://causeweallfalldown.metroblog.com/
http://causeweallfalldown.metroblog.com/
Podeis encontrarla también en fanfiction
http://www.fanfiction.net/s/8882033/1/Cause-we-all-fall-down
Datos personales

- MsNathie
- Bueno, que os voy a contar. Soy de España, y me encanta Leer y escribir. Tengo subidos historias por Internet. No soy autora de un gran libro, y de nunguna novela, pero algo ronda por ahí. Bueno, que más deciros. He tenido muchas experiencias, unas buenas y otras malas. He tenido mucha gente a mi lado y gracias a eso he sabido ver en personas lo mucho que pueden cuidar de mi y lo mucho que saben ver en mi. Atentamente, Natt.
viernes, 9 de septiembre de 2011
jueves, 1 de septiembre de 2011
Capítulo 9
He de avisar que, no quiero meterme en problemas familiares al hablar del hermano de Izzy (que en mi historia es su hermano y puede que este peor de lo que en realidad está, y no quiero que nadie mal interprete mi manera de expresarme ni nada) Así que, si alguien cree que debería cambiarlo, ahora que es el principio de la historia, que lo diga, y cambiaré drásticamente el personaje.
Me levanté. Había sido una noche muy movida. Miré en mi cuarto y no vi nada que fuera a decirme que ése era mi lugar. Era extraño… No sé… hay gente que se lleva hasta sus posters… o fotos… Pero yo no tenía nada puesto. Además, a saber que me harían hacer. ¿Me harían ponerme a fregar? No creo… Alguna sanción, ¿no? Ellos dijeron que no me dejarían irme… Pero ellos no mandan.
Así que me levanté y escuché la megafonía, justo cuando iba a entrar al cuarto de baño.
Tenía una reunión muy importante.
Me duché y bajé al sitio ese que tenía que ir. Estaban todos sentados, con caras serias.
Pero a Tom se le escapó una pequeñísima sonrisa.
Casi no se ve.
Casi no se veía.
Pero yo la ví.
Me senté y cinco minutos vino “Cami”.
— Bueno, empecemos. — dijo el señor que llevaba las riendas ahí.
Después de hablar y que cada parte hiciera su aportación, (me sorprendió que Cami hablara educadamente. Aunque no nos miramos ni una vez.), una voz sobresalió sobre el murmullo bajo que se había instalado en la habitación.
— Cuéntales la historia.
Yo miré a todos lados y entonces algunos ojos se posaron en mí.
—Eso no nos incumbe, Danny. — dijo otra voz y esos ojos se apartaron de mí.
— Pero, aunque no tenga nada que ver, es por eso que actuó así. Aunque no tenga nada que ver, estaba abrumada por su muerte.
— Oye. — interrumpí. — Siento meterme en conversaciones ajenas, pero, si estáis hablando de lo que creo que estáis hablando, no creo que sea necesario.
— Pero…— ahora me interrumpieron.
— No, en serio. — dije yo. — Esa es una historia personal y pendiente que yo tengo que solucionar. No lo voy a poner en mi currículo para dar pena. Estoy aquí por haber agredido a ella. Y ella está aquí por lo mismo. Así que, solucionemos esto, sin importar las cosas.
— No tienes razón. — Alguien habló y entonces una chica salió de detrás de Harry. — ME ha contado que hiciste y porque y eso cuenta. Intentaste defenderle y eso importa mucho.
Empezaron a hablar de que si importaba o no y yo me senté y bufé. ¡Qué discusión! Y entonces, como un ángel caído del cielo, Sam me abrazó.
De repente, todo se quedó en silencio.
— Hola, Sophie. El otro día no te di las gracias como debía. — y me volvió a abrazar.
Y yo, no sé qué me pasó, que no pude hablar.
Le sonreí como nunca había sonreído y le hice una gracia. Él empezó a reírse. Y yo le acompañé.
— Estas llorando. — no era una pregunta.
— No…
— Sí, tus ojos lloran. — volvió a repetir Sam.
Entonces yo llevé mis manos a mi cara y… ¡Estaba llorando! Miré mis manos mojadas, como si fuera algo inusual.
— No… no lo entiendo.
Y miré a Sam. Y lo comprendí todo.
— Es de alegría, Sam. Me alegro de que estés aquí. — y esperé a que me chocara las cinco. Y lo hizo, y muy fuerte. — ¡Eres fuerte!
Se empezó a reír, y yo le acompañando, notado, ahora, como las lágrimas caían.
Y entonces ella saltó.
— Bueno, decidimos quien se va fuera o no.
Todos se pusieron en su sitio y Sam y la mujer se fueron.
Y entonces llegó el momento.
— Sin importar el porqué, agrediste a una de tus compañeras. — Hubo un bufido y no fue de ella— Eso sería la expulsión directa. Pero lo he visto, con mis propios ojos, que no eres una persona violenta y al final, tras mucho deliberar, escuché tu historia.
— Y yo dije que no era necesario. — me quejé. — Lo siento. — era el jefe y yo me quejaba. No es normal…
— Por lo tanto, quedas expulsada del concurso.
Se me cortó el aire.
— Lo entiendo…
— Camila— siguió el jefe. — Agrediste y utilizaste un vocabulario que no es digno de una mujer de tu edad. Aunque yo no debería decir eso… Y también ofendiste a un invitado del grupo. Por lo tanto, tú también estas eliminada.
— Pero. — dijo otro hombre. — Natalia. — dijo mi nombre en español e incluso a mí, me sorprendió escucharlo. Yo siempre me había presentado como Nath, o Nattalie… — sé a ciencia cierta de que lo que hiciste tú sabes que está mal. Y sé que tienes mucho talento. Aunque ahora mismo no puedas tocar mucho. — señaló mi mano mala. ¡Incluso yo me asombré de no acordarme! — Así que, te dejamos quedarte aquí, y ampliar ése talento y demostrar que tienes, pero no podrás optar al concurso. Podrás hospedarte, seguir con la experiencia, hacer todas las actividades, pero no podrás grabar ninguna canción. Ninguna canción que salga al mercado.
— Lo acepto.
Podría haber dicho que era más de lo que yo esperaba. Podría seguir aquí, y me dejarían tocar.
Incluso creo que me perdonaron muchísimo por la cuestión de que yo lo había defendido. Pero no dije nada.
— En cuanto a ti. Lo mismo. No podrás grabar. Nada. Ninguna canción. NADA. Y algunas actividades serán restringidas para ti.
— ¿qué? Y ¿por qué a mí? ¿Y a ella sí?
— ¿Quieres rebatir conmigo sobre esto, Señorita? — le preguntó sorprendido. Luego me miró a mí. Ahí se dio cuenta de todo.
— Bueno, pero igualmente lograré grabar algo.
— No será en nuestro estudio ni en nuestro proyecto. Ni con nosotros. — Y yo me sentí orgullosa de que luego la echara y a mí no.
— Gracias. — le dijo de todo corazón. — Sé que no voy a poder tocar mucho y eso para mí ya es un castigo, pero… Gracias, por dejarme continuar.
— Gracias a ti. Nos has hecho ver que todavía hay gente como tú en el mundo.
Yo me asombré y fui a abrazarle. Luego recordé que era mi jefe. El jefe de todos y sus palabras se clavaron en mi mente y en mi corazón.
Le ofrecí la mano. Él la estrechó y se fue para hablar con otros directivos y pasarlo todo ante notario y demás cosas de papeleo.
Entonces, me noté que alguien me abrazaba y era esa mujer.
— Gracias, has sido muy buena con mi hermano.
— ¿Tu hermano? — pregunté yo.
— Sí, como tú dices, Sam.
— ¡Ah! Me sentía con el deber de hacerlo. — e hice la pose de Super Man. — Por cierto… ¿quién eres?
Entonces, todos se miraron y empezaron a reírse. Yo es que no sabía quién era. Me sonaba pero…
— Sí te digo que a lo mejor me has visto rubia… ¿te dice algo?
— ¡Tocas en un grupo! — grité yo. Me pegué con la palma dela mano en la frente! — Os conocisteis en un tour…
Entonces negué con la cabeza.
— Encantada, prima segunda de Dougie…— le dije en coña. — No, en serio, sé quién eres…
— ah, me había asustado. — Ella me miró— Te conoces mi vida… ¿tendría que sorprenderme? — me preguntó mientras ponía su mano en mi hombro.
Todos nos estaban mirando con sonrisas.
— No. — y me encogí de hombros. — Aunque parece extraño… soy una fan más de McFly. Salvo que a veces mi cabeza no acaba de ir bien y parece que esté con mi familia.
— Somos una familia. — dijo Tom orgulloso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)