AVISO

Ésta historia también esta en formato .metroblog.com

http://causeweallfalldown.metroblog.com/

Podeis encontrarla también en fanfiction

http://www.fanfiction.net/s/8882033/1/Cause-we-all-fall-down

Datos personales

Mi foto
Bueno, que os voy a contar. Soy de España, y me encanta Leer y escribir. Tengo subidos historias por Internet. No soy autora de un gran libro, y de nunguna novela, pero algo ronda por ahí. Bueno, que más deciros. He tenido muchas experiencias, unas buenas y otras malas. He tenido mucha gente a mi lado y gracias a eso he sabido ver en personas lo mucho que pueden cuidar de mi y lo mucho que saben ver en mi. Atentamente, Natt.

lunes, 28 de mayo de 2012

Capítulo 26

A ésos doce seguidores de los cuales conozco verdaderamente a tres (que son los que me dan su opinión) Os lo agradezco y os lo dedico a vosotras tres :) Ya sabéis quienes sois. ^^ (Ya lo sé, dije que no escribiría la principio del api, pero esto tenía que decirlo.) En fin, lo de siempre. Si os gusta o no, comentáis vía twitter y/o comentario y si queréis que os avise me lo decís y os aviso por Twitter :)
No os gustará el capi, lo sé, Me parecía largo en el word, aquí no lo sé. XD 


Si quereis puedo crear en Facebook algo por el estilo a una página o algo para la historia y hablar de ella comentarme qué e slo que quereis que salga y eso. Más interactivo :)



Caminé enfadada hasta llegar a mi cuarto y cuando lo abrí el enfado se multiplicó. 

Y a la vez se desvaneció.

Ver a Ortcher con una mascarilla verde y a Chris intentado quintarle algo a Joanna de la espalda era tan sumamente gracioso que no pude insultar a Harry por estar en mi cuarto.

— Dios, vuestras pintas son de lo mejor. — me carcajeé. — Tú. — señalé a Harry. — Mi ídolo. — recalqué. — Puedes irte. Es un cuarto para concursantes.

— Tom me ha obligado a venir. Nos sabe muy mal lo que hicimos.

— No me importa lo que digáis. Sois lo que sois y una disculpa por vuestro comportamiento no va a cambiar como me siento de... ultrajada.

— ¿ultrajada? — dijo Ortcher. — ¿Has leído un nuevo libro y vuelves a utilizar palabras raras?

— No. Esta vez es mía. — le hice una mueca y le saqué la lengua. — Ahora por favor. — volví a ponerme seria y arisca— Márchate. No me obligues a gritar que Harry JUDD — maticé al final— está aquí.

— Pensaba que eras diferente. Al hablar contigo... Pero veo que no.

— Ya, yo también pensaba que erais diferentes... ME hubiese gustado sólo conoceros detrás de unas vayas y no venir aquí. Resulta que es un error. Aunque tiene sus cosas buenas. Creo que podré tener un amor de verano decente. Como siempre debió de ser. Sin líos, sin problemas con amigas. Sólo él y yo.

— ¿qué? — preguntaron todos.

— Deith y yo. — murmuré. Seria. Sin bajar la cabeza. — Así que ahora, por favor, márchate.

— Espero que seas feliz. Disfruta de tu juventud. La cosa esta en probar. Y creo que con Doug no podrías hacerlo. — me extrañó lo que me dijo, pero luego me hizo caso y se marchó sin despedirse.

Tras alguna que otra bronca por parte de mis  queridísimas amigas nos arreglamos y fuimos a la salida.

La verdad que tenía unas ganas enormes de ponerme el vestido que llevaba ya que me lo había comprado antes de venir para la fiesta de bachillerato y me encantaba. Además, me habían dejado unos zapatos de tacón que por suerte eran de los que me gustaban y no me hacían daño. Altos y cómodos.

En la puerta, Deith se me acercó y me dio un leve abrazo.

— Ven... — murmuré tocándole la mejilla. Cerré los ojos y junté nuestros labios delicadamente.

Era como el chico que yo siempre había deseado. Salvo que no le quería. Me habría gustado tenerle a mi lado. Y quererle como se merecía. Una gota cayó de mis ojos y acabó en su boca.

— Me gustaría quererte. Deberás que lo intento. Pero esta noche te querré. — abrí sus ojos y me miraban intensamente.

— Sólo te pido una oportunidad.

— Y la tendrás.

Me giré y me agarré a sus  hombros, apoyando mi cabeza en ellos. ¡En uno de ellos, que no tengo dos cabezas, eh!

— Por cierto. Mi nombre real es Nathan David. Pero para mezclarlo y tener ambos nombres, ambos de mis abuelos, mis amigos se inventaron Deith.

— Me gusta Nathan. ¿Sabes que siempre he querido ponerles ése nombre a mis hijos? Luego descubrí que uno de The Wanted, con el que le ayudaría a estudiar anatomía, se llamaba igual y mis amigas penaban que tenía un momento fangirling-groupie. Igualmente me gusta. — reí.

— Es que eres única. — murmuró besándome.



Cuz we belong together now— gritamos, levantando las manos y bailando. Deith hizo una tontería y yo empecé a reírme tanto que me caí de la silla en la cual me había sentado. No estaba borracha, había que decirlo. Pero que haga de Rachel Berry con esta canción...

— ¿te lo estas pasando bien? — me gritó Chris a mi lado, muerta por los zapatos. No era lo suyo esto...




Forever united here somehow— le contesté y la abracé. Me bebí lo que quedaba de mi cubata y me levanté a cantar: would suck withouuuuuuuuuuuuuuuuuut youuuuuuuu!!!

Hice la guitarra y Deith me levantó por los aires. Ortcher ligó y bailó con un amigo de Joanna y ella bailó con su novio inglés feliz. Todo estaba saliendo perfecto y esta noche la recordaría siempre como la mejor noche en Bruselas.

Nathan, como le obligué a llamarse, porque sólo yo le llamaba así, me cogió de la cintura y bailó solo conmigo.

Me dio vueltas, me dejó hacer la tonta, cantar, chillar hizo el loco y nunca se sobrepasó. Incluso fui yo quien besó a quien.

Being with you is so dysfunctional— le canté señalándolo y luego  todas las chicas nos cogimos e hicimos una barrera a los chicos en la pista de baile. Era ¡tan divertido!



—  I really shouldn’t miss you, but I can’t let go— nos contestaron imitandonos.

Nos cogimos de la nuca y empezamos a bailar todas, saltando y cantando:  Cuz we belong together now

Forever united here somehow , You got a piece of me, And honestly, My life would suck without you


Cuando terminó la canción nos abrazamos y nos hicimos fotos con la cámara de Nathan.

No era tonta, sabía que nos estaban mirando, pero a mi nadie me quitaba las ganas de fiesta. La música siguió sonando con MEmories. Habían elegido música y números uno de las listas de MTV. Porque esto muy “actual” como diría la gente, no era. Pero a mi me encantaba

— ¡Salir con españolas es lo mejooooor! — imaginaos que in inglés medio borracho grite eso... ¡Es increíble!

— Dios, ¡cómo me pones! — le grité dándole un beso de abuela, de esos que suenan en la mejilla a todos los tíos. Incluso a uno que no conocía.

— Voy a pedirme algo más refrescante. — grité a Ortcher.

— ¿Cómo qué?

— Como una Coca Cola— reí.

— ¿Sabes que te pones peor que con el alcohol, verdad?

— Sí. Pero me gusta. — me carcajeé a gusto.

Fui bailando a la barra y cuando llegó el cambio de ritmo a la canción: “But I Don’t mind” alguien susurró eso en mi oreja.

— ¿Tom? — murmuré cuando por fin mi Coca Cola llegó y me giré para ver de donde venía esa voz. — No me jodas la noche, ¿vale?

— Espera, ¡Joder! — me gritó cogiéndome del brazo. — Ven conmigo, no quiero que te vayas llevándote una mala impresión de mí.

— Me he llevado la que es. — Rolling in the deep versión remix sonaba en la discoteca. — Y ahora déjame disfrutar con mis amigos de la noche. No quiero tener nada que ver con vosotros si no es porque yo os acoso.

Me marché de allí enfada y sin mirara atrás.

— Está bien, tú lo has querido. — le escuché gritar antes de que viera como el suelo se pegaba a mis narices y mis pies dejaban de pisarlo.

— ¡Bájame!

— ¡No! — le oí gritar desde mis pies. — ¡Si tengo que llevarte como un saco de patatas, así lo haré!

Le escuché murmurar un par “lo siento” antes de entrar en un sitio con la música menos alta y murmullos sosegados.

— Al final me has hecho caso. — murmuró Danny.

— Sí, siempre tienes razón— se obligó a contestar Tom, con voz cansada— ¿Estas contento?

Me bajó al suelo e intenté correr hacia la salida, aunque me  choqué contra un sofá rojo intenso y casi me caigo de bruces al suelo.

— Joder, si que va borracha...

— No voy borracha, idiota. — me quejé igual que Chris. — Voy mareada por éste idiota. — y señalé a Tom que estaba a mi lado.

Me senté en el sofá e intenté  centrar la vista.

Luego me levanté y me taparon la salida.

— Estupendo. Primero me echáis y ahora no me dejáis irme. Decidiros ya.

— Tú te vas a sentar y nos vas a escuchar, ¿de acuerdo?

— ¿Ahora te dignas a hablar, Dougie? — me digné a llamarle Dougie, cuando yo en mi vida, le había dicho así. Nunca. Con nadie. Ni con él. Creo. — Pues ahora soy yo la que no quiere. No me gustas. No me atraes. Eres un simple bajista de un grupo. Y tú y tú. — señalé a Danny y a Harry. — el guitarrista y el batería. Y de ésos tengo muchos.

Intenté empujar al segurata pero no hubo manera.

— ¡Dejadme pasar! ¡Mi novia está ahí!

— ¿Nathan? —(a mi me gusta decir Nazan, más que Neizan) pregunté.

— ¿Nathie? — se asomó por el brazo del segurata que no lo sujetaba. — Os lo he dicho, ella está aquí. ¿Qué haces aquí? — preguntó aunque no podía ni verle la cara.

— Me a... — y me taparon la boca y me obligaron a ir para atrás, mientras veía como se llevaban a Nathan. Ni mordiendo al tío me dejaron hablar. — ¡Joder! — conseguí decir cuando me quitaron la mano de la boca. — ¿Os dais cuenta de lo que hacéis?

— ¡¿Te das cuenta de lo que hacemos tú?! ¡Estamos haciendo verdaderas estupideces para contarle a una fan lo que pasó! ¡¿Tú crees que si no nos importaras haríamos esto?! — me gritó Tom. TOM. ME. GRITÓ. —  Y no dejas de joderlo y de no ayudarnos a ayudarte. A explicarte.

— Es que quizás, Tom, — expliqué serena. — No quiero ninguna explicación. Quizás es que no quiero nada. No quiero sentirme relacionada con vosotros. ¿No lo entendéis? Ha sido todo muy bonito pero nunca voy a ser tu amiga de verdad. — y toqué su hombro. — Siempre te sentí como mi ídolo y siempre lo serás, aunque te trate a veces como un amigo. No puedo. Siento que seguiréis sintiendo que no soy de fiar. Y quizás lo sea y yo no lo sepa. Prefiero tener como novio a alguien que pueda llegar a amar. Alguien normal. Que pueda hacer estupideces conmigo y que sienta que esta solo conmigo no con un nombre y una etiqueta. No con Natalia, la fan-amiga. Lo siento, Tom, de veras. Pero eso que hicisteis sólo ha sido la señal para distanciarnos.

Miré a todos los que no había visto, o los que ahora estaban presentes.

— No os conozco y no me conocéis. Y es mejor así. ¡Claro que quiero fama! ¡Quiero vivir en un escenario y hacer llorar a la gente porque sienten lo que yo sentí escribiendo mis propias canciones! ¡Joder! ¡Quiero que me pidan tener hijos conmigo y que me tiren calzoncillos! ¡Pero no por salir en una revista por acostarme con el rubio de la banda! Y no te ofendas, Tom, pero el pollitos es el pollito. — le miré y él sonrió. — Me voy a divertir con mis amigos y con...

— ¿tu novio? — habló Dougie, dando un paso hacia delante. — ¿es tu novio? ¿No deberías cortar primero conmigo aunque no fuera nada del otro mundo?

— ¿quieres cortar? Cortemos. Nunca hubo nada. Sólo nos liamos en el cuarto de la limpieza. Y dio mucho morbo, la verdad.

— Pues para mí sí que significó. ¿Te crees que me hubiera liado sólo porque estuvieras buena o algo? Si me gustas, es por algo.

Me quedé de piedra.

De.

Piedra.

No.

Puedo.

Madre.

Mía.

— ¿bailarás un baile conmigo?

— Ya he prometido ése baile.

— Pues entonces lárgate y no vuelvas. Si eso es lo que quieres. Pero no deberías irte sin al menos conocernos y concedernos una explicación. Y un baile.

Todos asintieron a todo lo que dijo Dougie.

— Por favor... — sugirió Danny como si a Dougie se le hubiese olvidado.

— Eso está bien. — agradecí yo. — Lo de por favor y eso...

— Un baile... — murmuraron Tom y Doug.

— Uno. — dijo Harry. — Yo sé bailar aunque no os lo creáis. 

martes, 22 de mayo de 2012

Capítulo 25


Las cuerdas sonabas en perfecta harmonía, un sonido suave y dulce... Tenía unas ganar de estrellarla.
Estaba en mi cuarto. Con el que compartía con Ortcher. Le había ocultado tantas cosas... ¿Desde cuándo las amigas hacen eso? ¿Yo? ¿Ocultarle algo? Salvo lo del campamento para relajarme... Nunca había hecho algo que ella no supiera.

Hacía una hora que el cuarto estaba desordenado y mis lágrimas habían dejado de caer. Había gritado, roto y tirado las cosas al suelo. Los jarrones, las ropas... todo estaba por el suelo.

Y creo que me preocupaba más como se pondría al ver el desorden que otra cosa.

Me levanté e intenté no pisar nada roto. Fui al lavabo en busca de un trapo para limpiar el polvo de la guitarra. No había.

— estupendo. Ahora tengo que salir.

Cogí la llave y cerré de un portazo pues las cosas habían atrancado la puerta.

Pedí ayuda para saber quien podía darme un trapo y me llevaron ala sala donde están las mantas, las toallas...

Y mi maldita suerte hizo acto de presencia y fui a parar a la sala ésa en que Doug y yo...

Se me escapó un suspiro. ¿Porque?

Lo peor es que el enfado me había desaparecido. ¿Porqué debía de estar enfadad? ¿Eso no es lo que hacen? Estaba decepcionada. Por Tom. Por Doug, sustancialmente.

Me dieron un trapo, un trozo de tela, vamos, y un par de toallas limpias. Supongo que mi cara decía: Necesito una ducha. A saber...

Marché de nuevo al cuarto y cuando abrí...

Ortcher estaba con la boca abierta, en medio del cuarto. El miedo que corrió por mis venas cuando giró lentamente y me miró con los ojos salidos de sus cuencas fue... Vamos, decir aterrada es quedarse corto.

— ¿qué has hecho? — preguntó. — ¿querías un cambio de look y te enfadaste con el armario? Porque no le encuentro otra explicación.

Y entonces, ahora os imagináis que vamos a la cama, nos sentamos y suena alguna canción triste (Nota del autora: imaginas que es tipo safe and sound) de fondo y se nos ve hablando y empezamos a llorar. Pues eso es lo que pasó.

— Joder... No puedo enfadarme contigo. En realidad lo entiendo. ¿Qué ibas a decirme? ¿Qué estabas liada con Doug? Si te dijo que no le dijeras ni a Tom. ¿Y Tom? ¿Cómo ha podido? ¿No te ha dado ninguna explicación?

— La verdad es que no quiero ninguna explicación. — murmuré. Agachándome para empezar a recoger. — Me duele demasiado mirarle.

— sí pues todavía te queda verano que aguantar...

— Puedo irme si quiero. No estoy obligada a permanecer aquí. No estoy en el concurso. Incluso creo que me quedé porque ellos tuvieron que decir algo. Ellos pueden decir, que ya no puedo estar aquí... Tengo una noticia. Tenemos una semana libre. Creo que nos dejaran salir por ahí y demás...

— Me alegro de eso. Tengo ganas de fiesta.

— ¿Tú? — me extrañé. — A claro, como ya no tienes que estudiar...

— Ja, Ja y JA. — rio molesta.

Yo solté una carcajada fuerte y a la hora y media, todo estaba recogido.

— En fin, creo que debemos salir, ¿no?

Pasamos lo que quedaba de día con Chris y Joanna. Hacia mucho tiempo que no estábamos juntas. Me hubiese gustado contarles toda la historia, pues ellas formaban parte de mi vida ahora, pero creí conveniente no inmiscuirlas. Menos problemas.

En la reunión de por la noche, no estaban presentes y Deith se sentó a mi lado.

— Siento aquel problema...

Yo me giré y le interrumpí besando su mejilla.

— No pasó nada. Olvídalo, ¿vale? No quiero que hables de eso con nadie.

— No soy de esas personas.

— Lo sé. — acaricié su mejilla. — Eres buena persona.

Él sonrió como cuando tocamos el piano juntos. Él era un amigo. Y quizá alguien que pudiera quererme y hacerme feliz. Alguien que no tuviera que ir haciendo pruebas para saber si soy de fiar.

— Entonces, la gran noticia es que hoy empieza vuestra semana libre... ¡Esta noche tenemos una discoteca para todos nosotros!

La gente se alegró de la noticia y aplaudió mientras los gerentes sonreían. Nos tenían en el bolsillo.

— Así que arreglaros y divertíos. ¡Os lo merecéis! ¡Quizás tenéis una sorpresa y todo.

A los dos minutos la sala estaba vacía. Menos yo y Deith. Le pedí a Ortcher que les explicara nuestra “historia” a las chicas y se marcharon a nuestro cuarto para arreglarnos. Al menos, lo de Deith podía arreglarlo y podía tener la opinión de las chicas.

— Sé que a lo mejor piensas que me quieres. Pero no me conoces realmente. — expliqué.

Arropó mis mejillas entre sus sedosas manos.

— No sé si te quiero, solo sé que cuando te beso, o cuando deseo hacerlo soy feliz. Cuando te toco soy feliz, cuando me hablas solo a mí, soy feliz...

— Ojalá te hubiese encontrado antes... — me quejé. — ¡¿Porqué?!

— ¿Me permitirás un baile?

— ¿Esta noche?

— Sí.

Me lo pensé.

— Claro. Te lo mereces. Nos merecemos un baile. Uno digno. — reí al final.

Besó mis labios delicadamente. Luego sonrió.

— Sólo que hay que aprovechar este tiempo juntos. Quizás es un amor de verano pero... ¿no son los más bonitos?

Asentí con la cabeza y le vi marchar.

Escuché pasos venir y me levanté para ir a mi cuarto. ¡Hoy toca fiesta!

— Natalia... — murmuró.

— ¡Oh por Dios, Tom! ¡Sabes mi nombre! ¿Puedes firmarme una teta? — empecé a “hiperventilar” y luego puse mi cara póker. — Adiós.


jueves, 17 de mayo de 2012

Capítulo 24


Quiero deciros que he vuelto a releer el fic y creo que me pasé los primeros capítulos. No debí meter a familiares de la novia de Harry y hacer que eran como no son, porque no tengo ningún derecho. Incluso tampoco de ellos, pero meterse en cosas familiares... es decir, que volveré a rescribir los primeros capítulos.


— Hasta luego. — me reí mientras me despedía y cerraba la puerta de cristal opaco.

Anduve por el pasillo y con las indicaciones de Harry logré llegar al cuarto de Tom.

Piqué dos veces y esperé. No había respuesta. Volví a picar por si acaso, y nada.

Me senté en el pasillo esperando por si se estaba duchando.

Una voz me medio despertó. Estaba con la cabeza dormida y con la babilla fuera.

Solo pedí al cielo que nadie me hiciera una foto.

— Sí, podéis venir cuando la semana libre les toque. — murmuraba.

Era Tom.

Hablaba por el móvil.

— Yo también te echo de menos... Eso de estar en el sofá y que los gatos me tapen la visión cuando me acurruco a tu lado no es lo mismo cuando el que está a mi lado es un Danny dormilón. — se carcajeó.

Cuando me vio me saludó y me hizo señas para que le siguiera. Caminé lo que me había separado para acercarme a él y volví a la puerta de su habitación.

Abrió con una llave y pasó. Me quedé esperando y luego vocalizó e hizo señas aguantándose el móvil con el hombro para que entrara mientras cogía con la otra... otra cosa.

— Vale, dentro de unos días nos vemos. Yo también te quiero.

Empezó a reírse.

— Añoro esos murmullos... — y empezó a subir y bajar las cejas. Luego de unos segundos: — ¡¿cómo sabes que estaba moviendo las cejas?! — se sorprendió.

Yo negué con la cabeza.

Era Tom...

— Te quiero... — murmuró bajo.

Y ahí... Ahí, me robó el corazón.

Pensaba que ya le quería a más no poder como ídolo pero... Murmurar eso, a quien sea que fuera era... Ay... ¡qué bonito!

— Tu cara es mortal. Pareces ese emoticón Estrella barra estrella. (*-*)

Volví a la vida y él ya había colgado.

— Tom... Cuando tenga novio, enséñale a decir Te quiero como lo acabas de hacer. — y de nuevo esa cara.

Con la cabeza inclinada, pegada a los hombros, suspirando...

— Madre mía... — se quejó, riéndose. — ¿Con quien me ha tocado vivir? — preguntó teatralmente. Luego rio y explicó: — Era Gio. ¡Pronto la conocerás!

— Bueno, no tengo porque conocer a toda tu familia, Tom.

— Sí, debes. Le he hablado de ti. Dice que a ver si te voy a enamorar.

— Tom, — le puse una mano en el hombro. — Tú ya me enamoraste cuando naciste.

— Tú no habías nacido. — puso morros.

— Es verdad... — conjuré.

Negó como siempre con la cabeza y se sentó en una butaca.

Yo entonces, reparé en su cuarto.

— Ostras... y yo que pensaba que era como un cuartucho de solo una habitación con una ventana al lado, de paredes grises...

No os la describo porque sería utilizar todo el diario... Y no es plan, como diría mi madre.

— Éste mola. Bueno, ¿qué querías?

Ya ha estropeado el momento.

— Pues... Oye, ¿y eso de la semana libre? — y puse una sonrisa de esas de oreja a oreja.

— No te lo voy a contar. — sentenció serio.

— Jo, ¿por qué?

— ¡Porqué no seria una sorpresa!

— ¡Pero yo lo quiero saber! — me quejé, sentándome bajo sus pies. — Vamos papi... — puse ojitos.

— No me hagas eso que entonces me rio y ya pierdo.

Entonces mi sonrisa malvada salió y empecé a moverme a cuatro patas bajo sus pies.

— Soy Marvan, miau. — murmuré imitante a un gato.

— ¿Marvan?

— Marvin en chica. — le contesté pagada de mi misma.

— Me has tocado la vena sensible... — se quitó una lágrima falsa y luego habló: — si me dices qué querías, te lo digo.

Paré de hacer la gilipichis y entonces fue cuando de verdad, se había estropeado el momento.

— Vale... veamos... Te lo voy a resumir. Dougie y yo tenemos un rollo así raro. Él no te lo quería decir, pero yo sí. Yo confío en ti, pero dijo que no. Entonces hablé con Harry y me hizo abrir los ojos. Yo no soy de las que mienten. — empecé a andar por la habitación sin dejar de hablar. — Y siento que debo ser sincera, y más contigo. Supongo que se enfadará, pero me importas más tú. Tú has confiado en mí. Pero luego aparece Deith, y es mi amigo, pero me gusta y entonces bailamos un tango y aparece Dougie como si tuviera un ataque de celos, cuando él me juró y perjuró que solo era por diversión. Hasta donde entendí yo, claro. Y ahora tengo un lio mental que no me lo aguanta ni Ortcher. ¡Ah, Ortcher! Llevo tiempo sin hablar con ella, ni con Chris... Y entonces tenía miedo de que te enfadaras. Por eso no te lo conté, pero ahora lo que temo es que no me hables. Y entonces Harry tenga razón y solo quiera sexo con famosos. Y entonces luego Ortcher y Chris, y Joanna se enfadaran y luego...

— ¡para! — me interrumpió. Me obligó a sentarme en el sillón dándome un pequeño empujoncito. — Joder, sí que hablas, sí...

— ¿demasiado?

— ¿tú que crees? No ha pasado ni un minuto.

— Bueno, veo que me hablas.

Tom se quedó callado y me miró. Me miraba de una manera que no era lo que esperaba.

— ¿Me escondes algo? Pensaba que te defraudarías.

— Es que suponía que vendrías a contármelo. Si no estuvieras aquí, estaría defraudado.

— ¿por mentirte?

— Por no contarme la verdad. Entre nosotros nos contamos las cosas, Natalia. Dougie habló conmigo primero. Aunque ha omitido ciertas cosas, claro. ME dijo que pretendía acercarse a ti. Quizás no de la manera que lo hizo la primera vez pero más poco a poco. Resulta que ha construido la casa por el tejado.

— Me ha mentido... — murmuré. Yo solo me quedé con que Dougie le había dicho todo. Se lo había contado. — He estado a punto de perder a un amigo por su culpa... por... ¿un polvo?

Miré a los ojos a Tom.

— ¿Era una prueba? ¿También lo sabia Harry?

— Harry y Danny saben hasta donde sé yo.

— No voy a echarte en cara que hicieras eso. Es normal, no me vas a acoger así de la nada. Pero me duele Tom. Me ha costado mucho verte como quien eres, no por quien te conozco. Nunca podrás dejar de ser Tom Fletcher. No conmigo.

Me marché soltando una lágrima y dejándola caer en la mullida alfombra y salí del cuarto.

Anduve por los pasillos cada vez más y más molesta y cuando me encontré a Danny y Dougie... Eso fue la gota que colmó el vaso.

— ¡Tú! — le apunté con un dedo. — ¿Después de todos los pillos que me has montado? ¿Después de todo? Sabía que seguía siendo una fan, y no sé como me he podido tragar que esto no fuera una prueba. Pero... ¿has tenido que... acostarte— por no decir otra palabra— conmigo?

Corrí hacia él y cuando iba a levantar la mano y hacerla chocar contra su mejilla, otra mano tatuada me paró.

— No me toques. ¡No me toques! — intenté golpear lo que tenia al lado pero no llegué muy lejos. Me cogieron en vilo y mis brazos quedaron a cada lado de mi cuerpo.

— ¡Suéltame!

Se escucharon pasos y pronto aparecieron Tom y Harry, éste ya arreglado, y unos guardaespaldas.

— Y ¿ahora me vais a sacar como una groupie? — pregunté enfadad. Muy enfadada. Gritando. Llorando. Pegando al aire patadas. — Pues os voy a dar razones.

Me giré y cogí un trozo dela camiseta de Danny. Luego me deslicé, casi dejándome a mi misma desnuda por el camino de parte para arriba, e intenté escapar de los brazos fornidos de los seguratas.

— Se acabó. ¡¿Me queréis como fan?! ¡Pues así me tendréis! Y lo primero que pillé, un cojín, a los cuatro se los tiré.

Luego, de lo que recuerdo fue de los seguratas sacándome a rastras de la sala y llevándome fuera de la zona restringida.