Las
cuerdas sonabas en perfecta harmonía, un sonido suave y dulce... Tenía unas
ganar de estrellarla.
Estaba
en mi cuarto. Con el que compartía con Ortcher. Le había ocultado tantas
cosas... ¿Desde cuándo las amigas hacen eso? ¿Yo? ¿Ocultarle algo? Salvo lo del
campamento para relajarme... Nunca había hecho algo que ella no supiera.
Hacía
una hora que el cuarto estaba desordenado y mis lágrimas habían dejado de caer.
Había gritado, roto y tirado las cosas al suelo. Los jarrones, las ropas...
todo estaba por el suelo.
Y
creo que me preocupaba más como se pondría al ver el desorden que otra cosa.
Me
levanté e intenté no pisar nada roto. Fui al lavabo en busca de un trapo para
limpiar el polvo de la guitarra. No había.
— estupendo. Ahora tengo que salir.
Cogí la llave y cerré de un portazo pues las
cosas habían atrancado la puerta.
Pedí ayuda para saber quien podía darme un
trapo y me llevaron ala sala donde están las mantas, las toallas...
Y mi maldita suerte hizo acto de presencia y
fui a parar a la sala ésa en que Doug y yo...
Se me escapó un suspiro. ¿Porque?
Lo peor es que el enfado me había
desaparecido. ¿Porqué debía de estar enfadad? ¿Eso no es lo que hacen? Estaba
decepcionada. Por Tom. Por Doug, sustancialmente.
Me dieron un trapo, un trozo de tela, vamos, y
un par de toallas limpias. Supongo que mi cara decía: Necesito una ducha. A
saber...
Marché de nuevo al cuarto y cuando abrí...
Ortcher estaba con la boca abierta, en medio
del cuarto. El miedo que corrió por mis venas cuando giró lentamente y me miró
con los ojos salidos de sus cuencas fue... Vamos, decir aterrada es quedarse
corto.
— ¿qué has hecho? — preguntó. — ¿querías un
cambio de look y te enfadaste con el armario? Porque no le encuentro otra
explicación.
Y entonces, ahora os imagináis que vamos a la
cama, nos sentamos y suena alguna canción triste (Nota del autora: imaginas que
es tipo safe and sound) de fondo y se nos ve hablando y empezamos a llorar. Pues
eso es lo que pasó.
— Joder... No puedo enfadarme contigo. En
realidad lo entiendo. ¿Qué ibas a decirme? ¿Qué estabas liada con Doug? Si te
dijo que no le dijeras ni a Tom. ¿Y Tom? ¿Cómo ha podido? ¿No te ha dado
ninguna explicación?
— La verdad es que no quiero ninguna
explicación. — murmuré. Agachándome para empezar a recoger. — Me duele
demasiado mirarle.
— sí pues todavía te queda verano que
aguantar...
— Puedo irme si quiero. No estoy obligada a
permanecer aquí. No estoy en el concurso. Incluso creo que me quedé porque
ellos tuvieron que decir algo. Ellos pueden decir, que ya no puedo estar
aquí... Tengo una noticia. Tenemos una semana libre. Creo que nos dejaran salir
por ahí y demás...
— Me alegro de eso. Tengo ganas de fiesta.
— ¿Tú? — me extrañé. — A claro, como ya no
tienes que estudiar...
— Ja, Ja y JA. — rio molesta.
Yo solté una carcajada fuerte y a la hora y
media, todo estaba recogido.
— En fin, creo que debemos salir, ¿no?
Pasamos lo que quedaba de día con Chris y
Joanna. Hacia mucho tiempo que no estábamos juntas. Me hubiese gustado
contarles toda la historia, pues ellas formaban parte de mi vida ahora, pero
creí conveniente no inmiscuirlas. Menos problemas.
En la reunión de por la noche, no estaban
presentes y Deith se sentó a mi lado.
— Siento aquel problema...
Yo me giré y le interrumpí besando su mejilla.
— No pasó nada. Olvídalo, ¿vale? No quiero que
hables de eso con nadie.
— No soy de esas personas.
— Lo sé. — acaricié su mejilla. — Eres buena
persona.
Él sonrió como cuando tocamos el piano juntos.
Él era un amigo. Y quizá alguien que pudiera quererme y hacerme feliz. Alguien
que no tuviera que ir haciendo pruebas para saber si soy de fiar.
— Entonces, la gran noticia es que hoy empieza
vuestra semana libre... ¡Esta noche tenemos una discoteca para todos nosotros!
La gente se alegró de la noticia y aplaudió
mientras los gerentes sonreían. Nos tenían en el bolsillo.
— Así que arreglaros y divertíos. ¡Os lo merecéis!
¡Quizás tenéis una sorpresa y todo.
A los dos minutos la sala estaba vacía. Menos
yo y Deith. Le pedí a Ortcher que les explicara nuestra “historia” a las chicas
y se marcharon a nuestro cuarto para arreglarnos. Al menos, lo de Deith podía
arreglarlo y podía tener la opinión de las chicas.
— Sé que a lo mejor piensas que me quieres.
Pero no me conoces realmente. — expliqué.
Arropó mis mejillas entre sus sedosas manos.
— No sé si te quiero, solo sé que cuando te
beso, o cuando deseo hacerlo soy feliz. Cuando te toco soy feliz, cuando me
hablas solo a mí, soy feliz...
— Ojalá te hubiese encontrado antes... — me
quejé. — ¡¿Porqué?!
— ¿Me permitirás un baile?
— ¿Esta noche?
— Sí.
Me lo pensé.
— Claro. Te lo mereces. Nos merecemos un
baile. Uno digno. — reí al final.
Besó mis labios delicadamente. Luego sonrió.
— Sólo que hay que aprovechar este tiempo
juntos. Quizás es un amor de verano pero... ¿no son los más bonitos?
Asentí con la cabeza y le vi marchar.
Escuché pasos venir y me levanté para ir a mi
cuarto. ¡Hoy toca fiesta!
— Natalia... — murmuró.
— ¡Oh por Dios, Tom! ¡Sabes mi nombre! ¿Puedes
firmarme una teta? — empecé a “hiperventilar” y luego puse mi cara póker. — Adiós.
Te voy a hacer una demanda por dejarme así....
ResponderEliminarJopers.... :( sorry. Me quedé sin imaginación pero dije
Eliminar: Mejor no las hago esperar y subo algo.