Lunes
por la mañana. Recién levantada para entrar en el estudio de grabación. Cómo yo
no competía, podía utilizar las instalaciones cuando las actividades
individuales y colectivas no eran obligatorias. Iba a todas, pero realmente me apetecía
grabar hoy.
Así
que caminé hacia el estudio y adivinad a quien me encontré.
— Deith? — pregunté. — ¿qué haces aquí? — todo
esto en inglés, claro.
— Me rehúso a ir a ésa actividad. Va en contra
de mis principios. ¿Y tu´? Hacia tiempo que no coincidíamos.
— Sip, desde la actuación.
— Y que, ¿a grabar? — preguntó mientras
empujaba la puerta.
— Sí. No puedo grabar nada que salga al
mercado, así que, grabar por grabar...
— Ingenioso. — y se tocó la barbilla,
mirándome. — ¡Eres un crack!
— Lo sé. — me enorgullecí.
Solté una carcajada.
— Quiero tocar algo... Sé que es típico pero...
Imagina.
— No lo sé, no me has dicho nada. — murmuró
poniéndose en el piano.
— ¡Exacto! ¿Ves? Me lees la mente.
— Estás loca. — rio mientras negaba con la
cabeza.
— Imagine.
— ¿Vamos a cantar la canción de John Lennon? —
le pregunté riendo.
— ¿No te gusta? — ahora me preguntó extrañado.
— Sí, — y le puse el brazo en el hombro. O lo
más que pude ya que era alto. — Pero ahora tengo ganas de bailar, no de cantar algo
tan profundo...
Empezó a carcajearse y me revolvió el pelo.
— Roxanne! —
cantó y me cogió la mano, tirando de mi y agarrándome la cintura
mientras me levantaba una pierna. You don't have to put on that red light. —
Hizo algo con la ceja y yo empecé a reírme. — ¿te refieres a esto?
Mira... Cuando dijo eso en inglés, con esa voz tan
profunda y tan sensual...
—
Sí... — murmuré.
Deith
me volvió a poner de pie y buscó en el ordenador la canción. Supongo que por YouTube.
La puse desde el principio.
—
No sabia que sabias bailar.
—
No sabes mucho de mí. — y clavó el pie en el suelo.
—
Yo no sé bailar...
—
Yo te guiaré. — en el siguiente golpe me acercó a él bruscamente.
Deith
comenzó a bailar, dejando a Nath en medio de
la pista confusa.
— Will drive you, will drive you…
—
MAD! — gritó Nath, colocándose las manos en la cabeza e inclinando el cuerpo y
poniendo el pie de puntillas.
—
Roxanne! — cantó Deith.
Cogió a Nath y la elevó de golpe. Caminó hacia
ella. Un pie, luego otro.
— Roxanne! You
don’t have to sell your body to the night!
Y
agarró su cabeza, mientras aspiraba su olor, dejando a una Natalia totalmente
desarmada.
— His eyes upon your
face, His hand upon your hand— cantó un hombre desde fuera. — His lips caress your
skin... IT'S MORE THAN I CAN STAND! — gritó Dougie, entrando en la sala de espejos, pero sin que
nadie se diera cuenta.
Deith, bailaba con Natalia, moviéndola y acariciándola.
— Why does my heart
cry?
— ROXANNE! — cantó Deith
— Feelings I can't
fight! — cantó Natalia.
— You're free to leave
me but … Just don't deceive me.
— And please believe me
when I say— le susurró Deith a Natalia cuando la inclinó hacia atrás.
— I LOVE YOU! — cantaron Natalia y
Deith.
Entonces
ella le separó y se tocó la cabeza, desconcertada. ¿Qué había pasado?
— Espera…—
le murmuró cuando se acercó. Caminó hacia atrás, intentado separase de él. Pero
él consiguió acorralarla y la besó.
— Lo
siento, pero tenía que hacerlo. — murmuró encima de sus labios. — No sabes el
tiempo que llevo esperando esto.
La agarró
de su cuerpo, apretándola contra el suyo, sintiendo cada parte, cada suspiro.
— No…—
murmuró ella. — No puedo hacerlo…
— Claro
que sí… No me dejes así.
La música
empezó de nuevo a sonar y Dougie los separó. Cogió a Natalia de la cintura, dio
vueltas con ella y ella no creyó lo que estaba pasando.
¡Dougie no
sabia bailar un tango!
¡Era imposible!
Bueno... O dar
vueltas sin caerse…
— ROXANNE! — dijo Deith, separándolos y
terminando el baile.
— Es mía.
— murmuró.
— No soy
de nadie. — se molestó Natalia. — Nadie me ha preguntado qué era lo que yo
quería. Y lo que ahora quiero es que me dejéis.
Se deshizo
de los cuatro brazos que la amarraban y salió del estudio. Antes de cerrar la
puerta, ambos se miraban.
— Y no
quiero que me sigáis.
Dougie
hizo caso omiso.
— así que
cuando no miro bailas con otros…
— ¿Vas a
empezar con esto del “amigo celoso” ahora? — hizo las comillas en el aires. —
Porque pensaba que tú no eras así. No tienes ningún derecho sobre mí, ¿queda
claro?
— ¿De
verdad? Pensaba que había algo.
—
Enrollarse en el cuarto de la limpieza no es tener algo, es matar el calentón.
Y se fue medio
llorando por los pasillos.
Había
pasado dos horas desde aquel conflicto y había pasado como un huracán sobre
ella. Se había llevado todos los pensamientos y me había olvidado todo lo que
se había dicho y lo que había hecho.
Me dirigía
hacía un ligar donde nadie pudiera mandarme y me encontré con la puerta del ala
privada de aquel edificio. Enseñé mi acreditación.
— Benditos
seas, Tom, por darme esto. — murmuré al aire.
Y seguí
caminando.
Pasé
por la sala privada e intenté hacer memoria.
— ¿Dónde duerme Tom? — pregunté en voz alta.
— ¿Para qué quieres saber dónde duerme Tom? —
preguntó una voz.
Era Dougie.
— Para hablar con él. Sigue siendo mi amigo.
Tenso. Estaba tenso.
— Vale. — murmuró y se alejó de allí,
caminando con su forma rara.
Es decir, no de forma rara, sino... rara.
No importa.
— ¡Pregunta por la habitación de Tom a Danny! —
me gritó, girándose un poco y caminando a la par.
— ¿Tienes hambre?
Paró y se giró del todo.
— ¿Ahora quieres comer conmigo? — preguntó con
aires.
— No…— murmuré cuando se giró y volvió a
andar. Lo digo por si te quieres comer la pared. — le contesté inclinándome.
Seguí caminando y me encontré con Harry.
— ¡Hola! — intenté poner un tono amable.
— Hola, pequeña. — murmuró.
— Estaba buscando a Tom...
— Ah, — asintió. — Esta en una entrevista y
luego tiene una actividad del concurso.
— Ah...Bueno, — añadí. — Puedo hablar contigo.
Si quieres, claro...
— Sí... en fin, no tengo nada que hacer... Iba
al gimnasio a quitarme un poco el estrés.
— ¿Y no te estresas más? — pregunté cuando
empezamos a andar. — Ya sabes, eso de hacer ejercicio duro...
— ¿Ejercicio duro? — rio y negó con la cabeza.
Nos mantuvimos unos minutos en silencio, hasta
que entramos en la sala de ejercicio.
— Oye, Harry... — y mira que me resultaba
difícil hablar así, directo, con él. — Me cuesta un poco entablar conversación
contigo, ya sea por el inglés y porque, joer, eres uno de mis ídolos... pero...
— ¿pero? — murmuró haciendo lo que sea que
hacia con esa cinta elástica, forzando la respiración.
— Creo que tuviste una mala impresión de mí.
— creo que todos la tuvimos. — me contestó,
sentándose enfrente de mi. — Vamos a hablar claro. No me gustabas. Es decir, no
me gusta nadie que hace eso de intentar hacer como que nos conoce.
Yo asentí.
— Tú solo tratabas de ser tú y Tom decidió que
serias su amiga. Así de simple. Dudé un poco sobre ti, al principio. Es decir,
normal. Pensaba que era una tapadera. Solemos tener el estereotipo de que somos
unos desconfiados, pero realmente desconfié de ti. Pensaba que eras de otro
tipo.
No dije nada, le dejé continuar.
— Pero no. Es decir. Eres tal y como nos
presentas, y puede ser que por eso Dougie se haya fijado en ti.
Yo me puse a pensar... ¿Dougie fijarse en mí?
Quizás solo porque quería ver como era, en
algún sentido.
— te entiendo. — dije al final.
Harry se levantó y se fue hacia otra máquina y
yo miré el sitio vacío que había dejado, estática.
Me levanté como si hubiera notado que alguien
me pellizcaba el culo.
— Tengo que hablar con Tom.
Harry se giró extrañado y encogió los hombros
dando a entender que no le importaba.
— Ahora estará comiendo. Algo, seguro. Suele
picar algo.
Me giré para despedirme y di un paso en falso.
¿Un abrazo? No, seria demasiado...
— Mmm... Gracias Harry. Por permitirme
presentarte y por permitirme conocerte.
— Gracias a ti. Me encanta hablar contigo.
Quizás te robe algún día y pida un rescate a Tom... seguro que así puedo
comprarme algo caro. — rio mientras levantaba una cosa pesada.
— Cómo si necesitaras el dinero de un
rescate... Si a ti con que seas como tú eres, ya te lo dan. ¡Tienes un corazón
tan grande!
— Sí, — se carcajeó— como todo.
— Ay, Dios, Harry…— me avergoncé.
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