Sí. A os aviso por adelantado, esta es una historia de chico conoce a chica. Chica se enamora de chico. Chico no se enamora de chica y Chico piensa cosas. Chica piensas cosas. Luego Chico y Chica… Y hasta ahí puedo leer.
La verdad que mi psicóloga (una de mis mejores amigas) me ha recomendado que escriba en un diario, aunque lo veo un poco tonto eso de empezar con: Querido diario, hoy me ha venido por primera vez la menstruación. Ha sido una experiencia…. Sí, soy una exagerada, ¿pasa algo?
Y también me ha dicho que lo escriba como si se lo estuviera explicando a alguien. Que no lo escriba a “Tu” ni a “mi” si no para “ellos o ellas”. Mi amiga está loca, aunque más yo por hacerle caso.
Bueno… el caso es que (¿Por qué he repetido caso en menos de dos frases? Esto se merece medio punto menos.) Como no tengo con quien hablar en este momento porque mi mejor amiga – sí, aquella que me dijo: Pues como no quieres contarme nada y veo que sospechas hasta de tu propia amigovia, hermana, mejor amiga, como quieras llamarla (ya os explicaré que significa amigovia), ahora vas y lo escribes todo en un diario, a ver si él al menos te trata como te he tratado yo durante estos años.- Ha decidido darse un tiempo para pen….
Vale, he vuelto. Adivinad quien ha venido. Sí mi amiga. Hemos hablado y… Espera… mejor será que os explique la historia desde el principio y cuando llegue la parte en que ella me grita enfadada por cosas que ahora no voy a decir, siga explicando. ¿Y sabéis qué? (aparte de decir que todo esto me parece estúpido) voy a escribirlo con una historia… Luego podré reírme y contárselos a mis hijos adoptivos ya que mi futuro novio inglés es imposible que vuelva a mi como un príncipe, cosa que tampoco quiero. Bueno me callo y empiezo.
— Que no, que yo no voy y punto. — volvió a repetirme Ortcher. — No sé ninguna de las canciones y mi madre tampoco me deja, así que...
— Ortiz,
— Uy que no utilices nuestro apodo significa algo muy malo... — me interrumpió.
— Calla y escucha. Yo te digo que te vienès y punto. Lo que me ha costado engancharte al grupo como para que ahora me digas que no. — me quejé.
— A ver, mi quería Danny pero en mujer, que no quiero. ¿Desde cuando se van a los conciertos sin saberse las canciones?
— Desde que yo fui a mi primer concierto. —La respondí sinceramente.
Ella se golpeó con la palma de la mano la frente y empezó a negar con la cabeza susurando algo parecido a: Más cabezona y no nace.
Yo me digné a mirarme al espejo y hacer muecas con la boca mientras decía: ¿quién es la más monosa del mundo?
— Natalia, sé que te gusta mucho el grupo y mira, que a mí también me gusta pero no pretenderás que en meses escuche yo siete años de carrera musical…
— Ortiz, — empecé igual que ella, con un nombre. —Me importa un pepino todo lo que digas. Si yo he sido capaz de verme en una semana todos los videos de SuperCity – ella me miró con cara de: super… ¿qué? – Tú puedes.
— Ahora mismo me has dejado un poco “gua da fak is dis” pero… Bueno tengo tiempo, ¿no?
¡Bien! Ése brillo de ojos con el que me mira sé perfectamente que me va a acompañar.
— Sí.
— Entonces ya hablaremos. Ahora lárgate que quiero escuchar “That’s the truth”.
— ¡Qué sepas que hay canciones mejores que esa! Bueno… Ahora que lo pienso… Ésa también es genial y cada vez que veo a “cierta persona” en “cierto video”…
— Lárgate… ¡Vete a limpiar la casa!
— ¡Vale, vale!
Y bueno, después de esta conversación os explico. Ortiz, como yo la llamo Ortcher – porque aunque no os lo creáis tiene el mismo corazón que Tom- que viene de su apellido, Ortiz a Fletcher, es la persona más… No sé como decirlo. Al principio en la primaria nos llevábamos… Ni siquiera bien o mal ya que yo no me hablaba con ella por ser de diferentes clases. Cuando llegamos a la secundaria, nos encontramos sentadas las dos juntas y desde ese momento no nos hemos separado. Terminamos el bachillerato y la selectividad y seguimos juntas.
La verdad que la universidad de ella – la que pensaba coger y tenía todas las papeletas para que la cogieran- y la que yo me había resignado –ya que toda mi vida estaba resumida en ir a Londres estudiar, trabajar y vivir allí- estaban relativamente cerca, casi a la mitad, del piso/casita que nos habíamos cogido entre las dos. Vale, para que engañarnos, nuestros padres más las becas nos habían ayudado. Es que cuando se haga la lotería… Si no, hubiésemos terminado en un barrio de mala muerte, en un piso sin agua si quiera. Aunque no creáis que eso significa que nos han malcriado, eh! ¡Qué nos han dicho que a partir de la pequeña ayuda en la matrícula – Ortiz sacó matricula en bachillerato y le salió la matrícula de la Universidad GRATIS, a CUALQUIERA.- de la Universidad.
Así que… ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Ortiz, la conversación y la casita.
La verdad que mi psicóloga (una de mis mejores amigas) me ha recomendado que escriba en un diario, aunque lo veo un poco tonto eso de empezar con: Querido diario, hoy me ha venido por primera vez la menstruación. Ha sido una experiencia…. Sí, soy una exagerada, ¿pasa algo?
Y también me ha dicho que lo escriba como si se lo estuviera explicando a alguien. Que no lo escriba a “Tu” ni a “mi” si no para “ellos o ellas”. Mi amiga está loca, aunque más yo por hacerle caso.
Bueno… el caso es que (¿Por qué he repetido caso en menos de dos frases? Esto se merece medio punto menos.) Como no tengo con quien hablar en este momento porque mi mejor amiga – sí, aquella que me dijo: Pues como no quieres contarme nada y veo que sospechas hasta de tu propia amigovia, hermana, mejor amiga, como quieras llamarla (ya os explicaré que significa amigovia), ahora vas y lo escribes todo en un diario, a ver si él al menos te trata como te he tratado yo durante estos años.- Ha decidido darse un tiempo para pen….
Vale, he vuelto. Adivinad quien ha venido. Sí mi amiga. Hemos hablado y… Espera… mejor será que os explique la historia desde el principio y cuando llegue la parte en que ella me grita enfadada por cosas que ahora no voy a decir, siga explicando. ¿Y sabéis qué? (aparte de decir que todo esto me parece estúpido) voy a escribirlo con una historia… Luego podré reírme y contárselos a mis hijos adoptivos ya que mi futuro novio inglés es imposible que vuelva a mi como un príncipe, cosa que tampoco quiero. Bueno me callo y empiezo.
— Que no, que yo no voy y punto. — volvió a repetirme Ortcher. — No sé ninguna de las canciones y mi madre tampoco me deja, así que...
— Ortiz,
— Uy que no utilices nuestro apodo significa algo muy malo... — me interrumpió.
— Calla y escucha. Yo te digo que te vienès y punto. Lo que me ha costado engancharte al grupo como para que ahora me digas que no. — me quejé.
— A ver, mi quería Danny pero en mujer, que no quiero. ¿Desde cuando se van a los conciertos sin saberse las canciones?
— Desde que yo fui a mi primer concierto. —La respondí sinceramente.
Ella se golpeó con la palma de la mano la frente y empezó a negar con la cabeza susurando algo parecido a: Más cabezona y no nace.
Yo me digné a mirarme al espejo y hacer muecas con la boca mientras decía: ¿quién es la más monosa del mundo?
— Natalia, sé que te gusta mucho el grupo y mira, que a mí también me gusta pero no pretenderás que en meses escuche yo siete años de carrera musical…
— Ortiz, — empecé igual que ella, con un nombre. —Me importa un pepino todo lo que digas. Si yo he sido capaz de verme en una semana todos los videos de SuperCity – ella me miró con cara de: super… ¿qué? – Tú puedes.
— Ahora mismo me has dejado un poco “gua da fak is dis” pero… Bueno tengo tiempo, ¿no?
¡Bien! Ése brillo de ojos con el que me mira sé perfectamente que me va a acompañar.
— Sí.
— Entonces ya hablaremos. Ahora lárgate que quiero escuchar “That’s the truth”.
— ¡Qué sepas que hay canciones mejores que esa! Bueno… Ahora que lo pienso… Ésa también es genial y cada vez que veo a “cierta persona” en “cierto video”…
— Lárgate… ¡Vete a limpiar la casa!
— ¡Vale, vale!
Y bueno, después de esta conversación os explico. Ortiz, como yo la llamo Ortcher – porque aunque no os lo creáis tiene el mismo corazón que Tom- que viene de su apellido, Ortiz a Fletcher, es la persona más… No sé como decirlo. Al principio en la primaria nos llevábamos… Ni siquiera bien o mal ya que yo no me hablaba con ella por ser de diferentes clases. Cuando llegamos a la secundaria, nos encontramos sentadas las dos juntas y desde ese momento no nos hemos separado. Terminamos el bachillerato y la selectividad y seguimos juntas.
La verdad que la universidad de ella – la que pensaba coger y tenía todas las papeletas para que la cogieran- y la que yo me había resignado –ya que toda mi vida estaba resumida en ir a Londres estudiar, trabajar y vivir allí- estaban relativamente cerca, casi a la mitad, del piso/casita que nos habíamos cogido entre las dos. Vale, para que engañarnos, nuestros padres más las becas nos habían ayudado. Es que cuando se haga la lotería… Si no, hubiésemos terminado en un barrio de mala muerte, en un piso sin agua si quiera. Aunque no creáis que eso significa que nos han malcriado, eh! ¡Qué nos han dicho que a partir de la pequeña ayuda en la matrícula – Ortiz sacó matricula en bachillerato y le salió la matrícula de la Universidad GRATIS, a CUALQUIERA.- de la Universidad.
Así que… ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Ortiz, la conversación y la casita.
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